sábado, 8 de diciembre de 2012

MI BIOGRAFIA



DESPARRAMARE MI CUERPO EN VALLES DE UVA Y LUNAS


Mi pecho es cordillera
mis ojos el mar profundo
mis brazos las carreteras
mis piernas siempre errantes
son como la sangre caliente
en el norte y su destino.

Mis músculos se tensan
como redes y sus presas
mi garganta ahoga un grito
entre bosques y sur abierto
mis huesos fríos y endurecidos
presentan la carne muerta
y las huellas de vivir al centro.

Mi oído sangra espuma
mis dedos no la tocan
mi boca, mi cara, mi nariz intensa
se revuelca sin motivo
en el cuerpo del indígena
que habita sin descanso
en la matriz de la inocencia.

Mis piernas socorren a la columna
mis rodillas se flectan a la santa figura.
Dejo mis posaderas sin descanso
y mis lomos son de mulas.
Cargo la soberbia
y la ineficiencia
de la que fuera una cualquiera.
Deletreo en sus palabras
soledad, rabia, poca,
nada de dulzura.

Mal doliente
llena la atmósfera
de los úteros de cada fémina
y a parir atrocidades
en el valle y en la aurora,
pues se levantan en cada pecho
los pezones ávidos de infantes,
de caricias que han perdido los rincones.

He trenzado mis cabellos
como arterias diminutas
y he lavado mi cuerpo
de la bellaquería del patrón
y recorre la distancia de tu cuerpo
y del cuerpo mío
solo para sentirme bello
y comprendido.
Repaso mis pasos
entre rocas esparcidas
y sonríen los humedales
y sus críos dando aleteos
de coleópteros cuando
salen de sus crisálidas.
Lavo mi cuerpo
en la vertiente de motos olorosos
y berros con verdor,
me convierto en frutales
como todo buen señor.

Con mis dedos
repaso las huellas de otras manos
con mi boca abierta
me trago las estrellas
y mi pecho las pasea en tuberías
queriendo salir
como malévola jauría.

Tengo mi cuerpo
repleto de pliegues
que guardan tu aroma
de virginidad y hierbas.
Tengo mis libros
con sus páginas abiertas
tengo mis besos en ristre
por si despiertas.
Todo mi cuerpo es tierra de uvas
mis palabras alamedas
mi pasado y mi presente
son escritos en las paredes
de mi pueblo adormecido.

Todo mi cuerpo alguna vez
fue amor entre las galegas
en los campos,
en los potreros
de la comuna
que todavía no es.

Entre los yuyos y los cardos
o entre los frutales y los nardos
el aroma de tu pelo
se pasea en andariveles
a que madure la estación
con sus rieles machacados.
A que se revuelque
con su grito desesperado
de poblado en discordia
por su hombría ,
por su sombra.

Como los viejos pobladores
es mi cuerpo revolcado
como las chimeneas tan olvidadas
por el humo de sarmientos,
como hornos de barros
con maderos tiernos.
Sufro con sueños de aguas claras
que lavan los píes
de un  Cristo que no existe
entre los pobres
y de una bandera que flamea
en campamentos sin techo,
que tienen solo las estrellas,
que titilan en las noches.

Encerrados en mi piel
los órganos se exaltan
por gritarte todo el tiempo
cuan rebelde puedo ser
al alero de tus besos
al descuido de tu pelo
a la humedad de tu cuerpo
donde acabo de nacer.

Sabré como dormir mi cuerpo
como estirar mis huesos
en el sepulcro de tu pecho
sabré como tirar
mis letras al viento.
Poetas de rincones
entre los poetas de mi pueblo
viviré en las páginas
de tu diario pueblerino
y cada día recordarás
las líneas de mi cuerpo
solo leyendo mis poemas
después de muerto.

Aún después de muerto
visitaré tus ventanales
como una luz difusa
como una luz dispersa.
Recitarás en tu memoria
mis letras púrpuras
y en cada verso
recuperaré mi cuerpo
y me plantaré como los rieles
o como las uvas
cuando amanezca la comuna.

Seré cordillera de punta a punta
seré un cuerpo de agua
que atraviesa el sol y la luna.
Seré todo lo que vislumbras
con ojos de dulzura y luna.
Seré un pueblo entre ríos y dunas
que cobija las parras
como vírgenes o doncellas
para el sacrificio de la tierra
liberando mostos y espuma.

Seré poeta, diario, carnaval y vino.
Seré caminos abiertos
hacia la nueva comuna.
Dame tiempo,
solo tiempo para parir palabras,
ilusiones, ideas, esperanzas,
pasiones que pintarán de blanco
los pendones negros,
los lutos y los nubarrones.
Serás junto conmigo 
residente pueblerino.

Hincharé la tierra
como las raíces abiertas
y haré relucir las piedras
como los labios de mujer encinta.
Construiré una plaza,
un edificio y una comuna.
Seré de punta a punta
las letras de mi pueblo
y me colgaré de la cintura
de las columnas de cada esquina.
Voy a gritar como si fuera el viento
¡hoy he vuelto a dormir bajo la luna!
Igual que todos
voy a vestirme de comuna.

Reverenciaré a los viejos
como si fueran estandartes
y lavaré mis pies
junto a los carrizos
y a los sauces
que narran historias
de viñedos y peces en flor.
Soy y seré
por cada cuadra que se me ocurra
una luz que alumbra
nuestra comuna
llamada Lontué.