martes, 20 de febrero de 2018

ES GRACIOSA LA VIDA





MIS TRES EDADES


Tantos años de caminar entre las piedras, salvando cercas y alambradas, tragando tierra de Este a Oeste sin siquiera considerar la hora, me trae dolores impensados y riesgos de insolente aventurero. A veces pienso en los compañeros de salidas estivales o en esas escapadas al río o los canales y esteros generosos en épocas pasadas. Hoy, como mis alegres escapadas, mis años los he cubierto de insensatez progresista.

Muchas veces con los pies llenos de ampollas, descanse mi cuerpo sentado a la vera del camino. Las mochilas se transformaban en parte de nuestro cuerpo y había que solicitar ayuda para desencajarla de los hombros. Aun así, disfrutábamos a pleno pulmón nuestras gallardías juveniles. Los esfuerzos realizados no parecían cansarnos, la falta de algún mendrugo como alimento, lo compensábamos con la angustia de llegar a nuestro destino. Entre medio del bosque a la orilla de un río, en la playa llenos de arena, nuestra sonrisa se elevaba como los volantines de septiembre.

Entre el gentío y la multitud de carpas por un lado y, las residenciales o piezas de arriendo por otro, entretejíamos amistades e intercambiamos experiencias y anécdotas. Siempre en tono alegre y festivo. Pareciera que los jóvenes en esa edad, son felices y sin mayores preocupaciones. La libertad ciega, el hacer las horas a nuestro antojo, nos sorprendía a cada rato. Al igual que los pájaros, nuestro cuerpo se confundía con el aire. 

Si hubiésemos tenido una cámara fotográfica o un celular como los de hoy, se podrían haber registrado una serie de ruidos históricos y tener testimonio de los cambios de nuestro mundo tan pequeño. Cambios profundos que nos hicieron perder nuestra personalidad y nuestra postura ante la llegada de nuestra tercera edad. Porque los años han pasado por el cuerpo de la tierra y también de forma inexorable, por nuestra masa muscular. El progreso se instaló en todas partes y hubo que cederle espacio a las viviendas, al asfalto de los caminos, a los centros comerciales, etc.

Una vez encima la edad de la piedra, todos nuestros quehaceres se enfocan en el ondear de las faldas, los escotes de las blusas y el contonear de los redondeados glúteos de la féminas. Una vez descubierta la debilidad masculina, se derrumban los héroes, los días se hacen desmesuradamente largos, llegan los aromas de las flores del jardín que veinte años atrás no veías. Asistes a misa, te da por peinarte y andar derecho. Casi eres obediente con tu madre y te da por realizar trabajos caseros y después salir duchado, te diriges a tu puesto de vigilante vespertino, frente a la casa, de la que será la receptora de la primera roca, que edificará la futura familia.

Llama la atención el cuidado que le dedicas a tu ropa. Los cuellos planchados y abiertos con cierta línea mostrando la dorada piel pectoral. Después de años, te da por lustrar los zapatos y revisar tus calzoncillos. Te cuidas de revisar las orejas y sacar el cerillo con un palo de fósforo. Tu madre agranda los ojos cuando le sugieres la compra de una colonia, reconoces la peineta y te ofreces ir de compras. Ensayas sonrisas y saludos a escondidas en el espejo del baño. Tu camisa debe calzar precisa en los pantalones y acomodas con equilibrada sutileza, un enardecido y rebelde, vestigio corporal.  Resistes esa vergüenza, solo por verla a ella. Una doncella de faldas largas y descoloridas que sujeta su pelo con unos tiras blancos a modo cachos. Crees que te sonríe y la esperanza te lleva al cielo. Caminas por la avenida como si fueras un potro de exhibición, mirando a todos lados para cruzar la mirada que te hará dormir con los nervios inhiestos, lleno de tiritones, atacado tu cuerpo por una inexplicable catarsis. Solo cambias toda esta conducta de insufrible conquistador, por un traspirado y por las confrontaciones de un partido de fútbol en febles canchas habilitadas isofacto.
Solo en esa instancia olvidas, las piernas delgadas y el trasero perdido en el vestido floreado de la ninfa de tus sueños y descalabro.

Todo tu cuerpo es músculo palpitante. Todos tus sentidos se abren a las funciones hormonales. La inexperiencia se transforma en aventura en las sombras y tus labios quedan adoloridos de tanta refriega en esa boca llena gemidos y queriéndote comer vivo. Sus labios pálidos y los huesos sobresalientes de sus hombros son una tentación frutal a mi boca. Ella solo deja vencer su cuello y su pelo es una cascada entre mis manos llenas de ansias que van dejando sus huellas como flores en la tibia piel de su espalda. Las piernas son el soporte del peso del universo, y cuando ella decide escabullirse de tus brazos, tiemblas, como si te hubieran extraído la médula de tus huesos. La ves alejándose con un contonear más marcado, pareciera. Entonces, solo por instinto, te vuelves a acomodar el cuerpo, como el guerrero que acomoda su armadura después de la batalla. La edad de la piedra. Una etapa dura, de verdad muy dura.

Ahora estoy disfrutando de la edad del consentimiento. Solo dos cosas por decir antes de explicar esta etapa de luces difusas. 

A) Todo lo que haga o se diga en esta etapa, es con sentimiento de satisfacción y de mucha, pero mucha sumisión y de otorgamiento. Las razones pueden no ser tan claras pero puedes evitar una verdadera guerra familiar si consientes, si otorgas el sí, a los requerimientos de tu mujer. Si mi amor. Si mi vida. Si mi cielo y dejas a la fiera contenida a lo menos hasta que vuelva del supermercado o del mall. Luego puedes ver ese sentimiento de cariño, casi de amor por parte de tu mujer, ausente por años y que ahora aparece tan fuerte y arraigado que te enternece su actitud. Tanto amor por lo material, es equivalente con tanto amor por lo carnal. Carnes rojas, blancas, magras y huesudas, se apilan en el refri. Pareciera no ser comida algo sin carne. Pero consiento, total, ella no me webea. 

B) La sumisión a esta edad, se asemeja a la guía manual por parte de tu mujer; vamos por aquí. Que esto es mejor. Te dije que así era. Ahora sí. Ahora no. Y uno dice si a todo como si fuera de verdad razonable tu mujer. Sumiso, pero en tu interior te revuelves las tripas la porfía y solo esperas que se equivoque, para sonreír levemente, porque de reconocer o pedir disculpas….. naaaa. Esta edad sí que es graciosa. Toda tu vida te esfuerzas por ella, tu familia. Que le falte lo menos posible y por lo pronto descansar, disfrutar de tu tiempo. Te preparas, te alistas para proyectos de pareja y aparecen sin consentimiento, tus hijos y sus hijos y el yerno. Tenemos que apretarnos, olvidar la intimidad, hablar despacio en la cocina, ducharse repetidamente para pasar la calentura y, con lo que cuesta levantar las cosas a esta edad, ya sin fuerzas. Recién llegados te cambian las cosas; el comedor, los sillones, te llenan los rincones con juguetes y te clavan los nietos todo el día. ¡Y vos lo único que querías era estar solo para empolvar a tu mujer! Pero ellos llegan con el sentimiento de preocupación por tu vejez, ¿¡para que tener una casa tan grande vacía!? No pagan arriendos dicen, y pueden ahorrar, dicen. ¡ja! Es gracioso, ¿sí o no?

De acuerdo con las estadísticas, hay más viejos que jóvenes. Por sobre todo viejos solos en casas de reposos o acogidas, donde su vida se hace detestable bajo los cuidados de personas absolutamente ajenas y falta de afectividad. Ellos hacen su trabajo, no están para quererlos o mimarlos. Por eso cuando llegue a ser un estorbo, espero darme cuenta de ello, saldré de paseo hacía algún punto del país y ahí me quedaré. Si es el desierto, espero pagar mis pecados en ese infierno abrazador, achicharrado, rostizado, quemado, o ardiendo como el arbusto que habló con Moisés. Si fuera el sur, congelaré mis sueños en aguas transparentes y me dejaré engatusar por los cantares de los sirenios o, simplemente formaré parte de la tripulación del Caleuche. Si así no fuera, me intoxicaré de curantos y chicha de manzana. Me aumentará desmesuradamente la barriga, y mi nariz será una perfecta coliflor roja y, con los ojos inyectados de insomnio, espero convertirme en el nuevo trauco, pero no de los bosques, si no, de los pasajes fríos y las caletas perdidas en la costa chilota.

La tercera edad, es como la tercera oportunidad de la vida, para hacer de ella lo que puedas, total, ciertas responsabilidades ya están resueltas. Debería tomarme el tiempo para comer tranquilo, salir sin apuros, sin obligación de levantarse temprano, querer cuando quiera, morir si quisiera. Es la voluntad de los que no podemos optar por una vida mejor. No todos tienen el privilegio de tener mis hijos, los  que siempre están a tu lado, los que velan por que no hagas estupideces, los que te corrigen para que no te lastimes, los que te quieren a pesar de cantidad años que has vivido acumulando errores, por ciertos todos perdonados, al menos eso creo. En esta edad, la ciudad se te minoriza, se levantan fronteras, aparecen todas dificultades de estructuras en escalas, entradas y salidas de edificios y oficinas. Te da por mirarte la punta de los zapatos y olvidarte de los traseros femeninos. Vuelven las camisas y los pantalones sobre el ombligo. Escuchas a tus nietos que te agarran "pal weveo" y te sientan en una silla o mecedora de rincón, con el propósito de tomar el solcito y al pasar las horas se te calientan las albóndigas y sin poder darte a entender, te desmayas, pero alcanzas  a escuchar el susurro de los demás, ¡no metan ruido, el tata está durmiendo! ¡Déjenlo descansar! Graciosa tercera edad. Muy graciosa.



viernes, 9 de febrero de 2018

HUMANA-MENTE LEJANOS



RE-DEFINIENDO LO HUMANO


El pensar las cosas, nos detiene en la carrera de lo irreflexivo. El pensar en conciencia, nos acerca a la verdad y a la originalidad de las cosas. Detenerse a pensar es básicamente, ordenar nuestro futuro y el de los demás.

Las nuevas generaciones proponen otras formas de desarrollo de las habilidades humanas que hay que considerar. Existe la experiencia y también la creatividad en los seres humanos de cualquier condición de tiempo y espacio. Hoy debemos aceptar la adaptación física, orgánica y por sobre todo, la inclusión de nuevas estructuras psicológicas, científicas y de  ficción a nuestras formas naturales de coexistencia.
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Los vídeos juegos, son por estas generaciones aplaudidas y se han convertido en serios torneos de habilidad y destreza a nivel internacional. Los genios de la industria de esta tecnología, proponen retos en los que se desarrollan una serie de habilidades blandas de los “gameboy”, entre ellas la “lectura de las imágenes y de los eventuales mensajes y acontecimientos que se podrían solucionar sorteando ciertas dificultades. Los gameboy, por así llamarlos, son a la luz de los nuevos parámetros de educación, los que han propuesto una redefinición de lo humano, o por decirlo en otras palabras, han extendido sus capacidades más allá de lo que entendemos por humano, gracias a la tecnología y su compromiso con su conciencia, tal como hoy se entiende. Nuestra conciencia ha cambiado. Entendiendo como conciencia cierta claridad en lo entendemos  y hacemos.

Hoy, tal como están las cosas, cuestiono mi vida dedicada a la educación basada en conocimientos y libros.

La rapidez con que suceden los cambios en el mundo gracias a las nuevas tecnologías, entre ellas la ciencia ficción siendo un género secundario, ha propuesto una realidad distinta de las descripciones de hechos y costumbres del presente. Ciertamente los seres humanos, en estas novelas, no son los seres humanos que hoy conocemos. En ello, existe un riesgo.

Con la creación de la imprenta y la aparición de los libros se pensó secuencialmente; es decir, todas las cosas sucedían en tres pasos básicos: comienzo, medio y cierre. Hoy los actuales cambios en la tecnología provocan una mutación en las humanidades con la “lectura de imágenes”. El conocimiento ya no es exclusivo de los libros ni de la escuela, si no que principalmente de las imágenes y de los medios de comunicación. Esto de leer imágenes nos está posibilitando el retornar a conducta anteriores a la invención de la imprenta. Asimilar conocimientos y crear con ello una red de posibilidades de acción frente a las situaciones en las que tengamos que intervenir. Nuestra conducta ya no está regida básicamente por patrones definidos por el aprendizaje sistemático o la educación generacional. Hay un evidente cambio en los aprendizajes de las nuevas humanidades.
En mi núcleo familiar, los nietos son los que más propuestas tienen frente a la tecnología y que les permite ver posibilidades en su mente que no conocían. En este campo de juegos, las ideas se contraponen a los hábitos de lectura lineal. Donde el valor de los objetos no reside en ellos, si no que en la posición que ocupan. Se revela un valor posicional. “El saber es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse. Y en estas líneas, está mi cuestionamiento docente. Ya es una idea extendida a nivel mundial. Hay que traer más juegos y más fiesta a la educación. Una obra de teatro, que involucra la participación del niño, tiene más riqueza global que un libro. Pues necesita visualizar épocas, vestuario, música, lenguaje y conductas, que necesariamente no tienen que ser realistas. En esto hay impresa una gran entrega de generosidad. 

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Los avatar son ficción científica cerca al futuro.











Cuando el cuerpo tiene lo necesario, es saludable, reluce y transmite un mensaje que tenemos que aprender. Es inteligente. Los videos juegos no son una pérdida de tiempo, nuestra civilización está pasando a una definición de lo humano y nos enfrentamos a un vértigo distinto. El futuro tal vez nos depare el compartir, convivir, comunicarnos o depender de los cyborg y de los avatares. La tecnología y la ciencia ficción o ficción científica, está a las puertas, y solo tenemos, que servirnos de ella.



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Cyborg. Los robot con características humanas ya habitan nuestra morada.

viernes, 2 de febrero de 2018

MENTES BLANCAS. MENTIRAS BLANCAS.



DA QUE PENSAR UN TRAJE OSCURO.





La mente en blanco. Es lo que me sucede de vez en cuando. Mi mujer, señora, esposa, pareja, cuando así me encuentra suele preguntar ¿Qué estás pensando? O más dulcemente ¿En quién estás pensando?
Muchas situaciones parecidas se repiten en todas las personas cada día. Algunas situaciones son de cuidado, pues posibilitan el aislamiento familiar o soledad social. Otros casos más sencillos se presentan cuando alguien se “vuela” y se pierde su mirada en un punto lejano, o no atina a una respuesta con prestancia cuando se le solicita, en una conversación cualquiera. Hay casos críticos ciertamente, como aquellos que se aferran a su pasado más marcado. Algunos dicen que “todo pasado fue mejor”. Pero podemos discutir sin acalorarse, tal punto de opinión.

El pasado ciertamente nos puede marcar, sobre todo si de él, dependemos para establecernos en el presente. Sencillamente algunos de nosotros, recurrimos a las experiencias del pasado para “hacernos ver” entre la vorágine de la ciudad, las opiniones, las nuevas tecnologías, cambios económicos, la inestabilidad religiosa, la corrupción en todas la esferas sociales, incluyendo la mala imagen de la justicia o en su resolución justa.

Como antaño, los lineamientos son los mismos, la polarización de las opiniones o las miradas dispares a un mismo problema. Empeñados en hacer parecer que todo el presente está mal, siendo que el pasado los condena de forma atroz al ser parte importante o de alguna manera, involucrado en el silencio mortal, que cubrió gran parte de nuestro desarrollo democrático. La diversidad de opiniones, dirán, nos enriquecen, nos fortalecen y nos enseñan a no repetir los males y obrar en consecuencia.

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El repudio de la gente ante el silencio encubridor.

No reconocer la verdad, los hechos irrefutables, la historia escrita o los testimonios de personas que nos relacionan con hechos deleznables durante años, no solo es inmoral, es un crimen no testimoniar y no califican en veracidad cuando se refieren a otras situaciones al frente de su vereda, con el dedo acusatorio y con la mente en blanco para con otros. Cito solo a dos personas de las muchas que podrían nombrarse; Sergio Melnik y personajes como el obispo Juan Barros, son sencillamente, una ofensa de género. Es extraordinaria su capacidad de mantenerse incólumes ante tanta evidencia. El señor Melnik tiene acuestas y en conciencia, el sufrimiento de más de cuarenta mil personas mientras estuvo en la administración del gobierno en dictadura. Por su parte el Obispo Juan Barros, no inclina la cabeza ante el silencio de tantos abusos de menores mientras fue cercano al emblemático abusador Fernando karadima, inscrito en un listado de más de mil ochocientos sacerdotes involucrados en abusos de menores durante años. El Obispo Barros y su par, el señor Melnik, quedan en blanco cuando se les recuerdan sus participaciones en hechos cuestionables a todas luces. No se trata de comentarios de boca en boca o por desidia de la gente. Hablamos de personas. Muertos en las calles, tirados al mar, dinamitados, torturados, violados y humillados en actos bestiales y demenciales. Delitos silenciados por la máquina del poder. Se han preguntado cuantos niños quedaron desamparados. Se preguntan ustedes, que motiva a estas personas actuar de manera tan baja. Tal vez no sean los mismos niños que fueron abusados por sacerdotes de nuestra iglesia, pero se tragaron su inocencia, despojados de sus virtudes de la manera más atroz, la violación. Para estos “señores” que predican por la televisión, los medios escritos y delante de un altar, callan su propia verdad. Silencian sus propios pecados, aclamando el logro de sus pares, denostando a los que no son de su rebaño. Nubarrones en el cielo, “mala cosa”, decía mi abuelo.



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Sergio Melnik con Alvaro Corvalán.

Tal vez no sea necesario confesar abiertamente ciertas cosas, pues la opinión pública ya les dictó su condena. El repudio de la sociedad y el aislamiento en su cofradía, debería ponerlos a recapacitar sobre su participación en los actos tan perversos por los cuales se les cuestiona su participación social en los tiempos presentes. Tal vez sea necesario para calmar las aguas agitadas en este mar de opiniones, dar un paso solemne al costado o simplemente, retirarse a largos periodos de meditación y a una comunión espiritual con el Todopoderoso y esperar con resignación el perdón de las víctimas que dejaron estigmatizadas.

¿En qué estás pensando?       O       ¿En quién estás pensando?

Es probable que ella, mi esposa, no sepa la respuesta. Bueno, tampoco yo sé la respuesta. Lo cierto que ante estas y otras temáticas tan delicadas, mi mente se queda en blanco. La capacidad del ser humano para infligir sufrimiento a sus semejantes es increíble y con ello, increíble también lo es, su capacidad para la insensibilidad. Increíble la postura de la justicia social y de la justicia clerical. Por ahora, ¡¡es increíble!! Pienso……. y mi mente está en blanco.

¿Sabe usted que es efebo filia? O ¿conoce el término pedofilia?


Ambos conceptos se refieren a delitos ocasionados en menores y la iglesia, probablemente los vestirá de colores y dulcificara sus consecuencias con el propósito de aminorar las culpas de sus hijos de sotanas. La opinión pública, como siempre se cuestionará y pensará que son males menores, quizás hasta permitidos por estos seres elegidos para citar las escrituras sagradas. Para mí, en lo particular, sagrado son mis derechos a ser respetado y considerado como lo somos todos en esencia, seres humanos. Por eso, cuando pienso en el listado de detenidos desaparecidos y en el listado de los sacerdotes abusadores de menores. Tanto pecado sin arrepentimiento, tanta humillación sin reparación, tanto dolor en cuerpos inocentes, tanta perversidad en seres semejante, hijos de Dios, miembros de la iglesia. De verdad, mi mente queda en blanco.