martes, 17 de marzo de 2020

LAS IMAGENES DEL PENSAMIENTO



LOS VERSOS RETRATADOS



Creía en los sueños, y los buscaba en las alas de mariposas que soñaban con un castillo de pétalos amarillos.
Un camino que se alargaba a cada paso 
incrustándose en la alambrada separándonos del silencio.

 La caleta Llico extraña la arena más extendida
que abraza a la mar en su despedida

 Entonces los buitres circundan mi casa oscura
y desprovista de hojas que nieguen mi dolor, se 
transforma en sombra y dolor.



La estancia guarda nubarrones que también lloran
la ausencia de nuestro padre sol. Sueño que luego viene la esperanza
y el verdor.

Devoro mis pulmones junto a la calidez de un tabaco 
tan añejo como la greda 
que retiene los juegos de la niñez en sus jardines.


Cuando el tiempo se establece 
como el señor de la naturaleza 
nos recuerda que somos un desastre 
aunque no lo parezca.


 Evado la contingencia con la pureza del alma blanca 
y así confío en las frías aguas año tras año esperando


                                                    Rogamos al cielo en busca de respuestas
                                                    pero equivocamos siempre la vestimenta.


Quienes se transforman en seres despiadados 
no pueden reconocer a las abejas recolectando néctares 
o la sutileza de la caricia solar de cada madrugada


Tampoco la infinidad de las aguas que limpian espíritus errantes 
queriendo atrapar el horizonte que rodea tu corporalidad.


Mi casa a los pies de iglesia no me asegura un lugar en el cielo


Sus tejas se movieron con un sismo 
de feligreses de poca fe que le temblaron sus piernas 
cuando les quitaron el sustento.


 Después de todo las rejas son lo que suelen ser, una prisión. 
Pero retienen tu pasión de volar, de soñar, de amar como te amé.


Como príncipe encantado vigilé tus pasos para que no se alejaran de mí


 Y me convertí en un leñador de prosa, 
un constructor de letras, un soñador de estantería.


Donde pudiera te cantaría y toda melodía 
construiría un gran palacio donde solo a mi 
me sonrieras.


Enormes animales, 
bestias feroces se destinaran a retener 
la flor que representas y los papeles de mis experiencias.


Allí se quejan las letras de las distancias siderales, 
de mis pecados por amarte como a los elefantes.


No tengo memoria, 
cada recuerdo vuela como una estela 
de la cometa que todo infante anhela


Alzado por sobre los temores, 
zancos de latas fueron destinados 
a causar impresiones en una aterida jovenzuela


Como una vieja turbina desparrame luces de colores
movimientos poco acordes, osadía, mi madre lo sabia.


Toneles y parras dieron origen a una embriagues

de visitar los cerros, de hablar con los pájaros, 
de ver los pinares como rodean tu cuerpo


como las plumas rodean el cuerpo de un ave


Los tiempos oxidan las costumbres 
y los dolores nos visitan más a menudo, 
quisiéramos que se pasearan por los extremos


pero recalaron en mi cuerpo. Clame por la redención
y quizás estén facturando lo solicitado.


Solo el río sabe de mi lo pactado. 
Solo las piedras revelaran mi secreto 
cuando mi alma vuele al destierro


entre el cemento y los cables eléctricos. 
Entre los egoísmos y la pedantería 
como peones del ajedrez


Perseguiré los sueños 
como si fueran otra vez, 
los barquitos de papel de mi niñez.


No me rendiré ante las hadas ni a la embriaguez, 
siempre dejaré una ventana abierta para verte después.

 
aunque las horas se traguen las luz de tu mirada
vigilaré a través de los cristales.

Desde allí, de donde esté, 
te cuidaré como un arriero a su manada.



Haré lo imposible, atraparé dragones 
me arrodillaré ante la animita 
que se cobija en su hermita.


Esperaré, 
esperaré hasta que las macetas den sus frutos 
y en ese escaño depositaré mi niñez.


Como si fuera un lobo nocturno 
devorando el tiempo y la distancia
resurgiré desde las sombras y mi existencia 
sobrevivirá a los recuerdo



de jardines y bicicletas, de quiltros pacientes


de aguaceros repletos de  dramas 
en los pasos niveles de mi tierra sin esquinas.


Pagando una deuda de la gruta del río


acumulo textos incinerados 
por una vela del altar de los pecados sin editar.


la ruta se convierte en sendero de estrellas de mar 
cercano al Peñón donde tanto les cuesta llegar a las garzas


Como claman las voces del pueblo 
a los estandartes que adornan mi puerta, 
así te venero desde los inmemoriales tiempos


Edifique mis sueños en madera de sacrificios cordilleranos 
y en cada muelle estrafalario que se duerme a la orilla de la costa

 

con sus farolas quejumbrosas, 
con sus peces plateados tan ausentes 
de tanta palabrería en forma de versos.


Encadenados por la dulzura de las docas de las dunas de Iloca, las abandonaremos por el camino con su metálico tintinear, para recoger estrellas marinas y con ellas adornar tu pelo, mi amada doncella.