jueves, 22 de julio de 2021

 

JAMÁS, DEJES DE PENSAR.


Transformar cualquier cosa o elemento, parece fácil y sin embargo, siempre hay detractores a la innovación o a la adaptación de las necesidades de la gran mayoría. El cambio les aterra. Toda transformación deja de lado ciertos estereotipos disfuncionales con estructuras añejas, pensamientos retrógrados, posturas incomprensibles, una negatividad en plural que cuesta entender el porque, de sus planteamientos.


Para algunos los cambios significan miedo. Temor a renovarse. Miedo a los conceptos pasados, históricos. Temor a empezar a cambiar una mentalidad estática, apática e individualista. Tan personal que su temor se transforma en doctrina. Miedo a cambiar la globalidad de la economía, de la salud, de la educación. Miedo a la organización, al orden de las estructuras sociales. Temor a aprender a pensar para los demás. Miedo al compartir y generar cambios globales.


Las expresiones que se están manejando hoy día, dan luces de decadencia moral, de falta ética funcional. Muchos personeros de la palestra política, se atribuyen triunfos o derrotas con miras a obstaculizar las ideas programáticas de aquellos candidatos de su no conveniencia. Supuestos llamados a votar por otros candidatos que no son de su colectividad, para frenar a otros que no representan sus intereses, ya seguros, de que sus abanderados no tienen opción alguna frente a los demás. Estrategia nefasta, sucia, del terror, pensando en que somos capaces de vender nuestra alma al diablo, para lograr desestabilizar una voluntad popular.

Los temores políticos afloran a la piel y al subconsciente. Pero hay algo especial que están dejando de lado. La política no es una, no es un cuerpo, la política sin el pueblo o la sociedad, no funciona. La política es con el pueblo y para el pueblo. De otra manera se transforma en defensa de intereses, influencias, privilegios y poder. Toda decisión pasa por la estabilización de la estructura social y la solvencia del Estado. Entonces, hay que esperar que los acontecimientos se produzcan y luego proponerse a trabajar en aquellas deficiencias más urgentes, que representen un beneficio a corto plazo y que permitan ir mejorando la condición individual y colectiva y así mismo, consolidar las funciones del Estado. Para aquellos que representan el miedo y el temor, sería una tarea loable y de lealtad política, sumarse a los cambios. La honestidad política se ha perdido, y tal vez sea, el punto de inflexión que nos haga aliarnos, no a principios políticos, si no más bien, a políticas públicas acertadas.

Jamás, los pueblos han prosperado por la división, la desunión o la descalificación. Jamás, nación alguna se han levantado sin las organizaciones sociales. Jamás, nación alguna a prescindido de lideres que sobre lleven el peso de los cambios. Por cierto, jamás prestaría mis principios morales para traicionar a otro, y no permitir tareas y funciones delegadas por el pueblo o la mayoría. ¿Acaso de eso no trata la democracia?

No es hora de frenar decisiones ni voluntades. No están los tiempos para seguir esperando ni especulando. Tenemos la oportunidad de oro. Tenemos ganas y ánimo. Tenemos mayoría y tenemos tiempo para sumar más voluntades y fuerza para lograr metas comunes, intereses globales, proyectos país.


No prestemos atención a los que difaman, engañan, especulan, no más atención a los pseudos intelectuales, a los falsos políticos. A los coludidos a los detractores de la cultura, del arte y de todas aquellas expresiones de libertad popular. Jamás de dejemos que se hundan o pisoteen nuestros sueños. No permitas que borren tus ilusiones, tu derecho a pensar. Jamás.


lunes, 12 de julio de 2021

EL APRENDIZ DE LAS LETRAS


MIS VERSOS EN MADERA NEGRA


Temo perder aquellas cosas sencillas que evocan recuerdos de frescura natural. Temo perder la belleza del decir, o nombrar la luna cuando cae entre los cerros azules y cuando brilla sobre el agua del rio. Temo perderlo todo, por entregarme a tu amor oscuro.


EL AMOR OSCURO


            Huye luna de los gitanos
            ve al bosque de nubes negras
            que esta noche está más inquieta
            llora junto con la lluvia
            la suerte de tu larga espera.

Que te andan buscando 

por ser culpable del amor oscuro
que su niña padece
cada vez que te pierdes
en los brazos de la mar.

Para hacer de ti

un ritual ante su agonía
que seas convertida en collares
y perlas blancas prisionera
en su pecho herido con la luz de la luna.

Huye luna de la sal y de la arena

te están esperando con caracolas
y banco de peces luminosos
estrellas y cielo de arena falsos.

Huye luna, no quiero con ella,

morir yo también.



Robé, cuando niño, la flor de los naranjos para hacer un ramo de olor a la madre. También robé las canas blancas que florecieron en sus sienes, para con ellas hacer un pincel y, trazar de niño a hombre, una estela brillante de amor crepuscular.



FALTAN LOS CEREZOS


En ese aroma tan fresco

y tan evocador
se construye la aurora
de los cerezos en flor.




En esas gotas provenientes del sol

se cubre la tierra y todo su verdor
nacen los cerezos cual luceros
en medio del cielo y su arrebol.




Cual humilde mantel

en toda su extensión naciente
es el fruto del amor celeste
que en febrero nacen los cerezos.

Y sin embargo,

aún están ausente
las aves y sus colores y
las flores de los cerezos.


En madera negra escribiré cada bosque, roca o piedra. Cada huella de camino, cada estrella del firmamento. Cuando no me queden trazos en los pinceles, gritaré los silencios del agua en calma y el vuelo de las torcazas. Más allá de las distancias, siempre estoy más cerca de mis padres. En lo profundo de mi alma, siempre habrán flores de los cerezos.