jueves, 10 de noviembre de 2016

LA REITERACIÓN COMO UN BALUARTE


¡¡No entienden lo que leen!!

Mientra ejercía la docencia, muchos de los alumnos criticaban los consejos sobre la responsabilidad, valores, respetos, amor a la familia y todo aquello que compromete nuestro ejercicio ante la sociedad. ...... la respuesta, ante la consulta siempre fue ...... el día que deje de hacerlo, se les olvidará y dejarán de lado sus deberes tan importantes en el desarrollo de su personalidad. Alguien tiene que recordarles sus responsabilidades para con los demás. El día que no escuchen nuestros consejos, simplemente equivocaremos nuestro camino.



Ciertos personeros que se deslizan en los ámbitos de la economía, en lo político, en la educación, en lo empresarial e incluso en lo espiritual no tienen el empacho de ponerse cierto apellido y sin embargo, desmarcase de ese distingo, cuando les conviene. O es más fácil hacerse el leso en las ocasiones en que exhibir dicho apellido, tiene un costo demasiado alto y pone en riesgo sus ambiciones de poder.
De esta forma quieren dar un aire más placentero o cubrir con una capa clerical, situaciones de compromiso personal. Muchos de nosotros creemos en ellos y después nos encontramos con una verdad oculta, velada por las palabras donde asoman los arrepentimientos y las culpas, donde nuestro pesar se hace colectivo. No hay caso. La gente no entiende lo que lee, tampoco lo que ve. Y lo que cree entender, lo interpreta de la forma más antojadiza que se le pueda ocurrir. Estos actos, además de ser de una falta de educación espantosa, es un engaño consciente y se denominan así mismo, ¿los ingleses de Sudamérica?
Solo siendo estúpido se da el lujo de aceptar este concepto. Los ingleses además de ser puntuales, tienen probablemente el mejor sentido del humor del mundo. Nosotros, los chilenos en cambio, tenemos el peor humor, y de la cintura para abajo. Sin considerar que el sentido del humor permite calibrar la capacidad intelectual de una persona – y, por extensión, la de un país.
Para este caso utilizaremos a aquellos personajes que se denominan cristianos, llámese demócrata cristiano, sacerdotes, personas comunes, entre ellos, Monseñor Ezzati, como cómplice de los abusos sexuales reiterados, de cuanto sacerdote cristiano ha sido acusado.
Pues la lectura, no comprende sola y exclusivamente, lo que está en los libros, también se considera lectura la propaganda (a propósito de las palomas de estas elecciones), etiquetado de alimentos, señales de tránsito, ademanes o gesticulaciones, como también los movimientos sociales y sus clamores al viento. Probablemente, el resultado de las elecciones, sea fruto de esta ceguera, de esta falta de interpretación, y del exceso de mentiras, y nos muestren una lectura que tendremos que asumir en el tiempo y unos, con mayor responsabilidad que otros.


MIRADA RETROPECTIVA



La supervisión. Fiscalización v/s  Probidad y responsabilidad.

Una de las expresiones más recurrentes en los postulantes a cargos públicos, ya sea concejal, alcaldes, diputados senadores y otros similares, hacen referencias a la mejoras de las gestiones en las reparticiones públicas, desvíos de los ítems monetarios, responsabilidades de los funcionarios, usos de bienes públicos y/o fiscales, sean sometidos a una fiscalización o una supervisión. Aún más, ser ellos quienes realicen esta tarea tan digna de una persona como ellos. Como si esto fuera el remedio, la panacea, el quiebre mental para que todos ellos, hagan lo correcto. Hagan lo que corresponda o hagan lo necesario para lo cual fueron elegidos como nuestros representantes. Es decir, cuidar los bienes de nuestro entorno, sin excepción.
Da que pensar, pues es un hecho palpable que, reconociendo estas malas prácticas tan habituales en los cargos públicos, no seamos capaces de fiscalizar a nuestro compañero. Por lo demás, el solo hecho de la supervisión, no hará que estas prácticas, sean desechadas, pues la naturaleza del chileno es causa de análisis social en todas las latitudes. La conducta laboral otrora fue interpretada como una confrontación entre la civilización y la barbarie. “El….no era un hombre cabal, podía ser ladrón o asesinar. El… era un bruto y como tal, acostumbrado a una relación con los hombres y con la naturaleza donde la cuestión cultura no era cosa relevante. Grosero ignorante, pendenciero, pasional; el corvo al cinto; iluso; fácil presa de agitadores y charlatanes; valiente o más bien temerario irracionalmente; bebedor, desordenado, jugador, inconstante. Un Calibán. Engendro típico de español e indio; hermético al pensamiento, refractario a la existencia cultivada. En consecuencia, ente peligroso para la cultura y para los que en ella vivían. Bárbaro a las puertas de Roma, indio maloquero en potencia, peruano o boliviano contumaz, nihilista adicto a incendios y atentados; bruto movido por instintos ciegos, materia carente de inteligencia, forma en autodestrucción. Pobres, calibanes de inteligencia obtusa y lenguas atrofiadas, hijos de Adán degradados o mutantes involutivos carentes de palabras, negadores de San Juan, goethianos absolutos cuyo único recurso sería la fuerza, jamás la razón, cuyo solo discurso sería la barroca escritura del corvo, estilete que con líneas rojas pinta los arabescos de la muerte en la carne del adversario. Tácitamente se deja entrever los dos mundos que nacieron de la desigualdad. Dos mundos opuestos marcados por diversas formas de la existencia social: la ciudad y el desierto, el orden y la anarquía, la cultura y la naturaleza, el hombre y la bestia, el perfeccionamiento y la desidia. Dos mundos conformados por seres descendientes de ancestro común pero ya separados por un cambio secular de evolutivo progreso, para unos, el retroceso fatal, para otros. El… no es hombre cabal. “(Ver pag168 libro. Los que van a morir te saludan de Eduardo Devés)

Ante tal apreciación de la elite, solo nos queda abogar sin dilatación del tiempo, por la cultura. La educación de calidad, es solo un paso, un eslabón de la cadena cultural del ser humano. Los valores, el honor, el respeto social, no solo a la persona, también a las instituciones y a nuestros recursos naturales, a nuestro entorno, son absolutamente primordiales. ¿Quiénes deben dar el primer paso? Las autoridades. Los honorables. Los intelectuales. Las instituciones. Los medios escritos y los medios audiovisuales. Probablemente sea un fastidio, pero el mayor responsable de esta situación de falta de probidad, es sin duda, la familia. En la medida que supervisemos la crianza de nuestros hijos, obtendremos ciudadanos responsables y honrados, porque le deben respeto a sus padres, en sus acciones diarias, mediante las obras y aportes en su lugar de trabajo. Finalmente, si alguien cree, que lo que se plantea es una utopía, una ilusión, una quimera, un imposible, un delirio. Entonces, es que no estamos haciendo lo correcto, ni lo que corresponde. Sencillamente, estamos eludiendo nuestras responsabilidades. Las exigencias, no son estatutarias, ni normativas, son necesidades colectivas, humanas y progresistas.