MIS VERSOS EN MADERA NEGRA
Temo perder aquellas cosas sencillas que evocan recuerdos de frescura natural. Temo perder la belleza del decir, o nombrar la luna cuando cae entre los cerros azules y cuando brilla sobre el agua del rio. Temo perderlo todo, por entregarme a tu amor oscuro.
EL
AMOR OSCURO
Huye
luna de los gitanos ve
al bosque de nubes negras
que
esta noche está más inquieta
llora
junto con la lluvia
la
suerte de tu larga espera.
Que te andan buscando
por
ser culpable del amor oscuro
que
su niña padece
cada
vez que te pierdes
en
los brazos de la mar.
Para
hacer de ti
un
ritual ante su agonía
que
seas convertida en collares
y
perlas blancas prisionera
en
su pecho herido con la luz de la luna.
Huye
luna de la sal y de la arena
te
están esperando con caracolas
y
banco de peces luminosos
estrellas
y cielo de arena falsos.
Huye
luna, no quiero con ella,
morir
yo también.
Robé, cuando niño, la flor de los naranjos para hacer un ramo de olor a la madre. También robé las canas blancas que florecieron en sus sienes, para con ellas hacer un pincel y, trazar de niño a hombre, una estela brillante de amor crepuscular.
FALTAN
LOS CEREZOS
En
ese aroma tan fresco
y
tan evocador
se
construye la aurora
de
los cerezos en flor.
En
esas gotas provenientes del sol
se
cubre la tierra y todo su verdor
nacen
los cerezos cual luceros
en
medio del cielo y su arrebol.
Cual
humilde mantel
en
toda su extensión naciente
es
el fruto del amor celeste
que
en febrero nacen los cerezos.
Y
sin embargo,
aún
están ausente
las
aves y sus colores y
las
flores de los cerezos.
En madera negra escribiré cada bosque, roca o piedra. Cada huella de camino, cada estrella del firmamento. Cuando no me queden trazos en los pinceles, gritaré los silencios del agua en calma y el vuelo de las torcazas. Más allá de las distancias, siempre estoy más cerca de mis padres. En lo profundo de mi alma, siempre habrán flores de los cerezos.
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