LA CRÍTICA AUSENTE
Y EL DESPRECIO DE LAS IDEAS
Luis Muñoz C. lontueypoetas.blogspot.com |
...pensar que todo es producto de intereses, el
pensamiento crítico deja de ser
pensamiento
y pasa a ser un simple punto de vista.
Muchas cosas sean dicho con respecto a la educación
y todos creen arrogarse el derecho a la verdad o a la formula correcta. También
están en primeras páginas los casos de PENTA,
SQM, CAVAL y todas sus implicancias políticas. Y como es lógico, se dictan
una serie de grandes y fabulosas ideas con el afán de solucionar estas
cuestiones. Quienes mencionan estas grandes ideas, son los mismos que han
estado detrás de los escritorios por tantos años, que ya todo da lo mismo. Si
no existieron buenas ideas en tiempos de menos efervescencia, ahora,
sinceramente hablan por hablar. En educación nadie se expresa por la calidad.
Nadie dice que se entiende por calidad. En política y finanzas ni hablar. Al
final de cuentas, las ideas son malas y no expresan los conceptos de fondo, en definitiva,
soluciones. Crítica. Lógica. Por lo que existe desde hace mucho en nuestra
sociedad, es el desprecio por las ideas. Lo real, es que existe una crisis.
Crisis dolorosas y fundamentalmente en la credibilidad y en los valores que
sostienen una sociedad y que se expresan en el actuar de las personas.
Existirán fenómenos, casos aislados, destacados y muy creíbles, pero la que más
que me impresiona, es la crisis del mundo editorial y las nuevas formas
de circular de los libros, que hacen imposible la sobrevivencia de esa clase
media literaria para la que escribir, era un trabajo como cualquier otro.
El escritor que es a la vez es un intelectual público
parece ser una figura casi inexistente. La esfera
política está hoy día despoblada de ideas globales que orienten la discusión y
el diálogo. Lo que antes se llamaba pensamiento crítico, se reduce a la
expresión de quejas, a la protesta o a la indignación que está tan de moda hoy
día y si además no se cree en la razón, fin a la discusión. Muchos escritores
parecen creer que la literatura es solo una forma elevada y sofisticada del
entretenimiento o de la ensoñación, una técnica para espantar fantasmas o
despertar recuerdos. Muchos creen que es una forma de ganar respetabilidad para
lo cual no hay que ser irritante, polémico o denunciante, sino que hace el
papel de ungüento, es pusilánime y agradecido. Los escritores hoy día han
perdido valentía y solo se ve arribismo, siutiquería y falta de talento. Usan
discursos armados en vez de arte, propaganda barata en vez de esfuerzo,
ignorancia en vez de humildad o ganas de aprender. Nadie de los escritores,
pensadores, filósofos de nuestro país plantea ideas, que te permitan
cuestionarte tu vida y la de los demás. Mucho menos los políticos. Nadie se detiene
a conversar constructivamente sobre los temas que podrían cambiar el destino de
nuestra sociedad. No existen las ideas profundas, tampoco la crítica bien
pensada. Después de Lemebel, mediocridad. Con el desprecio de las ideas, la
sociedad nunca gana nada que no se merezca. Las ideas siempre son un poco
subversivas, por lo tanto también un poco perversas. Mantengo la premisa de que
los escritores hoy día, prefieren ganar dinero más que aportar un pensamiento a
la sociedad que cuestione de verdad, nuestra postura tan pasiva e irresoluta
por los acontecimientos de hoy día.
Las ideas por lo general son el resultado de una
necesidad de resolver situaciones, inquietudes a nuestro pensamiento y los que
disfrutan de un talento cognitivo, las dan a la luz para que ellos mismos u
otros personajes más habilidosos las lleven a cabo. Allí nacen las preguntas.
Las preguntas son la base del aprendizaje seguro e internalizado por siempre.
Una vez aprendida una conducta, no se olvida. Una idea, una buena idea perdura en el tiempo y se hace parte del
quehacer de los demás y a partir de ella, se fomenta la creatividad y el
emprendimiento, tanto personal como colectivo.
¿Cómo se paga el
talento?
¿Se tiene que
pagar por él cuando cada vez más bienes culturales son gratis?
Tantas preguntas que atormentan al mundo nunca han sido
un problema en Chile, donde las ideas no valen nada y los millonarios prefieren
gastar su dinero en diputados y equipos de fútbol, y creen que Mozart es una
pastelería y compran Matta porque hay que comprarlos. El mismo caso se repite
en los seudos ricos del narcotráfico que invierten el dinero en la ostentación
material.
Hoy
estamos insertos en casos emblemáticos de creatividad contable (Dígase
falsear,
adulterar, cambiar, ocultar numerales
debido a propuestas
inmorales de parte de
personas o instituciones ). Chile cree ser un país de
emprendedores cuando es un país de mandos medios. Ganan más en los diarios los
editores y funcionarios, que los columnistas o reporteros por los que la gente compra
un diario. Ganan más en televisión los ejecutivos que los guionistas. También ganan más los dueños de
editoriales que los propios escritores. A su vez dan entrevistas, conferencias
y visitan universidades, mientras el escritor firma sus libros a la salida de
un teatro, en un parque o en una pequeña sala de eventos arrendada. Da
lo mismo.
Es tan difícil hablar de crecimiento o de cambio, de
eficiencia y desarrollo, cuando seguimos premiando al que no piensa nada distinto a su jefe y condenando a la mendicidad a los que crean, inventan, intuyen, cuentan el mundo en el que vivimos.(Léase
crear calidad a través
de las experiencias personales). Es difícil que si seguimos
despreciando las ideas, construyamos algo. Un lineamiento global del pensamiento
para obtener resultados, se hace necesario a través de la escritura o
literatura. Es lo que se espera de los escritores chilenos. Es lo que hacen en
Chile, desprecian las ideas y se sumen en la oscuridad del pensamiento vano. Un
país que se enorgullece de su poca densidad cultural y poblacional. El desprecio de las ideas, tan presente en
escritores de otrora, parece condenarnos por lo pronto, a vivir otro siglo
picando piedras y esperando ver caer las frutas de los árboles. Abogando por la gratuidad de la educación y en
general por las reformas que hicieran salir a Chile de lo que consideraba un
excesivo individualismo
El que escribe en Chile, sabe de entrada que tiene que
dedicarse al mismo tiempo a una cosa más seria. A una profesión respaldado por el cheque de fin de mes. Nada más
inconsecuente que lanzar un libro a la nada, a desplegar un gran esfuerzo
personal para editar un libro sin tener lectores asegurados por la editorial.
Deberíamos saber que nadie es profeta en su tierra.