TODAS ELLAS
Nadie podría afirmar en conciencia, que conoce a Lontué. Si no va de fondo en el alma de sus mujeres. Ellas constituyen el elemento vital, rico en matices y ofrecen un cauce fecundo y generoso para descifrar el enigma de su personalidad que lleva por todos los caminos del mundo, la simiente de su propio ser. Ellas, han contribuido en las bases de un pueblo, lo suficientemente fuerte y poderoso, para resistir las pasiones, de los ideales contradictorios y siempre exaltados de los hombres. Se ha dicho que la mujer es poderosa, poderosa en tierra de hombres furiosamente soñadores.
¿De donde le viene ese poderío?
Del equilibrio de todas sus facultades. Es soñadora y practica.
Su sentido práctico de la vida le pone limites a todos los excesos. Pues, donde hace falta la fortaleza o la entrega de la propia vida, allí está el hombre. Pero ese mismo exceso vital, les resta capacidad para ordenar prácticamente su vida. Su salvación, esta en la mujer, por mal que le pese. Allí esta la mujer de nuevo, que menos alucinada por el espejismo de glorias pasajeras, trabaja paciente y ordenadamente, por mantener la armonía dentro del hogar. Todo esto, haciendo gala de su recato y modestia.
Mas femenina que feminista, ha logrado conservar los atributos de su personalidad. En estos tiempos modernos en que todo amenaza diluirse en el individualismo, ella unifica a los hombres. También ha salido a la calle en uso de su derecho, ha ganado el aula, la cátedra,la medicina, la política y sabe que, ya la vida es difícil, que no puede improvisar y consciente de su papel como uno de los dos elementos en que se funda todo el sistema social, se prepara para intervenir en nuevas luchas, todas ellas pacíficas y tendientes a cimentar las bases de una armonía mas justa y mas perdurable.. ella, se suma, con entusiasmo y optimismo, a la caravana de luchadores, pero esa diminuta gota de sangre que aún corre por su venas, la lleva, al final de la jornada a recluirse voluntariamente, en la tibieza hogareña, donde le esperan los pequeños detalles domésticos, y no le molesta el cansancio, a la hora del eterno dialogo con el amor.
Sin aspirar a títulos o coronas que la gloria les reserva a los héroes, ellas van forjando en jornadas sin interrupción, el patrimonio local. Desde la intimidad del hogar, cumplen a consciencia con sus vocaciones de artistas, literatas, periodistas, profesoras y madres, pero como no han perdido el buen gusto y el talento, no han dejado de ser mujeres con todas sus virtudes y defectos. Cuidan la familia, el huerto y el mañana con amorosa solicitud. La familia, que es la primera célula social. El huerto, que es el menudo trabajo sin brillo ni relumbre y, el mañana que está en la incógnita de sus hijos.
Si tu abuela, tu madre o tu vecina están por ahí, dale un abrazo, un beso. Sonríeles, ellas son la vida misma de tu querido pueblo.
Ella, mi madre, hubiera querido que nombrara a toadas las de mi población, pero consciente de mi mezquino corazón, les reservo un espacio permanente en la memoria, porque la vida me vio crecer al lado de todas ellas.