SENAME:
Servicio Nacional de Menores.
Es
un organismo gubernamental ayudante del sistema judicial, que depende
del Ministerio de Justicia.
MISIÓN:Contribuir
al desarrollo del sistema de protección social de la infancia y
adolescencia a través del ejercicio de derechos y la reinserción
social y/o familiar de niños, niñas y adolescentes vulnerados en
sus derechos e infractores de ley, mediante una red de programas
ejecutados directamente o por organismos colaboradores del Servicio.
¿QUE
OCURRE CON SENAME?
Hacia
el inicio los años 80 tuve la gran experiencia de ingresar a una de
las instituciones perteneciente a SENAME como profesor de un proyecto
piloto de educación interna, para menores en condiciones difíciles.
En este recinto perteneciente a la institución denominada EDUCHILE,
existían tres grupos de menores; La unidad Janequeo, que tenía
internos desde los 5 hasta los 9 años. La unidad Galvarino, que era
responsable de los menores de 10 a 14 años y La unidad Lautaro, que
estaba al cuidado de los mayores de 14 hasta los 17 años. En acuerdo
con el jefe administrativo de ese entonces, y visto los resultados
obtenidos en una primera etapa, se me planteó la posibilidad de
asumir como auxiliar de rehabilitación de menores(A.R.M) para
ampliar la relación con los internos del programa. La situación de
estos menores no es para protegerlos, ni mucho menos para
rehabilitarlos o insertarlos como aporte a la sociedad. Las
condiciones son muy precarias y distan mucho de cubrir las
necesidades de los menores. Los locales o instituciones son provistos
de grandes salones como dormitorios, por ende son fríos y de
hacinamiento. Donde se pelean las frazadas y los rincones más
reparados y también, más protegidos. El régimen alimenticio es en
base a papas con mazamorra, manzanas y el irreemplazable pan. La ropa
de vestir era repartida a la suerte una vez a la semana y los A.R.M
seleccionaban lo mejor para ellos. Desayuno y once-comida similar;
leche en polvo con algún agregado y su pan con mermelada. Es
probable que las comidas varíen en el menú semanal, pero no me
acuerdo de la carne y de las legumbres, menos del pescado. En
resumidas cuentas, estas instituciones lo que menos tienen, es la
característica de “hogar”.
El
papel de los Auxiliares de rehabilitación de Menores se circunscribe
a cuidarlos para que no se escapen del recinto, para que no se
agredan, se mantengan en los patios a la vista de ellos. Hay turnos
de día y noche. Los de días supervisan el régimen de visitas y las
comidas diarias. Los de noche, velan por el descanso nocturno y las
duchas en la mañana. El panorama, no es muy distinto el resto de la
semana o del mes. Actividades distintas, recreativas, deportivas o de
otra índole, no existen. Además, ante una población tan disímil,
no era aconsejable, un espacio común. Si no fuera por la televisión,
serían meros muebles o plantas decorativas en los mal llamados
Centros de Rehabilitación de Menores, subvencionados, supervisados y
controlados por el gobierno. Estas instituciones garantes de los
derechos de los niños de escasos recursos y en situación de
vulnerabilidad, solo enriquecen a sus personeros a costa de tener una
razón social, llamadas «hogar de menores».
Mi
experiencia docente, permitió crear una escuela interna con un
programa de alfabetización y regulación de cursos de primero a
sexto básico. Además de un programa de inserción de internos en
escuelas básicas del sector, con la consabida supervisión de su
integración y desarrollo psicosocial a su nueva condición de
estudiante. Todos los avances y dificultades que se presentaron
durante este periodo, ya sea derivadas por los programas
educacionales o por el desarrollo de las actividades internas del
resto de la comunidad, se dieron a conocer en el momento oportuno al
jefe administrativo del entonces y, se determinaron beneficios y
sanciones en los casos que correspondían.
Hoy,
después de los años se instaura una dramática polémica, con
pinceladas internacionales pues a tomado conocimiento la UNICEF de
esta horrorosa situación. Aparentemente, «hay
autoridades que no quieren que se sepa lo que ocurre dentro de los
hogares de SENAME». Nos dimos cuenta,
de manera dolorosa y angustiante del fracaso de las políticas de
gobierno en esta, y en otras área. Primero los políticos acusados
de pedofilia, luego los sacerdotes, grandes redes internacionales de
abuso de menores y ahora, se descubrió la aterradora realidad en la
que viven los menores en estos hogares; amén de la mala
alimentación, vestuario y la falta de atención en requerimientos
básicos, ahora se suman abusos y explotación sexual.
El
proyecto de protección de derechos del niño, niñas y adolescentes
presentado por el gobierno, confirma lo poco que nos interesan los
niños. No recogió, en la practica, nada de las recomendaciones de
la Unicef y de varias ONG, tampoco contempló recursos o
modificaciones a estos hogares que en teoría deben proteger a estos
niños. Escandalizados ante los reiterados abusos de menores, se dio
curso a una investigación de todas las casas de menores del país.
La congoja nos invade por que la educación que les brindamos es
insuficiente y de mala calidad. Nos culpamos por que muchos viven
privados de las condiciones mínimas para el desarrollo de una
infancia feliz. Condenamos a viva voz los vejamenes ocurridos en
estos hogares ¿Pero que hacemos?
Las
condiciones a las cuales están sometidos los menores en esta
sociedad es patético, parecieran no importar.
En
Chile,
Más
de 12% de los adolescentes de entre 15 y 19 años son padres o
madres.
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Solo
en el año 2012 nacieron 600 hijos de adolescente menores de 14
años.
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El
22% de la población del país corresponde a menores de 14 años.
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De
los cuales al menos el 8,7% ha vivido una experiencia de abuso
sexual.
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Un
71% del total ha experimentado alguna clase de violencia.
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El
22,8% corresponde al índice de pobreza infantil. Es decir, el
doble del índice de pobreza adulto.
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El
panorama no se ve mal. Simplemente es enfermizo, horroroso y
aberrante las condiciones en las que están los menores de nuestro
país. Más aún, cuando el Presidente Sebastián Piñera, consideró
la madurez de una niña de 11 años, embarazada de su padrastro,
resultado de violaciones reiteradas, evidenciando un despropósito,
una falta de criterio o lícita o llanamente, ignorancia. ¿Y los
derechos de esta menor señor Presidente? ¿Cómo le explica a Belén
que tiene que mudar su niño y dejar las muñecas? Señor Presidente
¿Cómo enfrenta esa niña su escolaridad y la convivencia con sus
pares? ¿Cómo miramos socialmente esta relación madre, hija,
padrastro bajo el mismo techo? o ¿La enviará a un hogar de menores
mientras espera su periodo de alumbramiento?
Como
parte de la sociedad, tenemos nuestra propia responsabilidad, nuestra
culpa. Pero, que hará el estado cuando este informe elaborado por la
UNICEF y juezas de familia dado a conocer en marzo, salga a luz
pública in extenso. ¿Por que quieren invalidarlo? ¿Por que se
intervino al equipo autor del informe? Las autoridades, todas, son
responsables de este ignominioso suceso, por no asumir su papel de
veladores de los derechos del niño y de la supervisión de las
instituciones que supuestamente se encargarían del bienestar de
estos menores. Muchos pregonan que:» el futuro está en las manos de
los niños. Los niños son el futuro de nuestra patria». ¿Se
imaginan esta situación de seguir usurpando derechos de protección
y abusando de los niños de nuestra patria? Sin
duda alguna, no cuidar nuestros niños, es el peor de los fracasos.
Realmente es una vergüenza lo que ocurre con SENAME.