Los intelectuales que podrían generan a través de la literatura un cambio de mentalidad en las personas que leen sus propuestas conscientes o incnscientes, son tan escasos que se podrían nombrar al menos dos o tres en la remota Europa. Byung- Chul Han y Sloterdijk, filósofos alemanes quienes categorizan al individuo preso de sí mismo y autoexplotado por las exigencias del éxito y el rendimiento en una sociedad cada vez más globalizada y tecnológica y consecuentemente con ello, dejamos la sensibilidad de las conversaciones, el intercambio de las palabras, la charla como método de ocupación social. Esta forma conversacional de pensamiento está en una suerte de proceso de extinción o al menos de escasez en el presente debido a una filosofía muy escolarizada o simplemente ausente en el ser humano común y corriente. Ante esto, la razón, tiene muy poca justificación.
La conversación, el arte de
simplemente conversar, procurando que lo válido, lo justo, lo
propio, lo genuino, lo verdadero se esclareciera desde ese ámbito,
en cierto modo infinito, de la conversación.
Ante la escasez de estos intelectuales y de las distancias que existen entre el mundo europeo y nuestro lejano territorio, se acentúan las distancias de apertura de pensamiento y de actitud frente a los nuevos acontecimientos que emanan de la globalización, y su perdida capacidad de reacción demandante ante nuestra propia destrucción. Sin duda alguna, somos la primera página de un libro que todavía no se a escrito, por falta de ideas y de pensamiento.
DIFICULTAD LITERARIA
A veces
es difícil tomar la pluma
y escribir algo que no te nace.
Es como caminar a ciegas
con los ojos abiertos.
Es como sentir situaciones inciertas.
En este estado de omniciencia,
tomo, suelto, devuelvo, hojeo, releo
y hago muchos intentos
con mis textos y lapiceros
pero se ocultan
como las palabras gruesas
del vocabulario añejo.
Trajinando mis aparejos
asociados a tanta agua dulce y salada,
recorro arenales y rocas,
cerros y sombras de avellanos
tratando de humedecer los recuerdos
y ordenar las palabras en vano intento.
Respiro profundo y me ahogo.
Camino en circulo y me mareo.
Opino de los recientes acontecimientos
y me siento extraño, fuera del tiesto.
Entonces descubro el porque me muero,
me falta el espacio abierto.
Caminos extensos.
Rios de aguas claras.
Bosques espesos de hojarasca.
Playas y arenas incontables y lejanas.
Liar tabaco.
Dibujar el suelo
con una rama seca.