viernes, 24 de noviembre de 2017

EL CHILE CIVIL Y EL CHILE MILITAR


MILITARISMO CIVIL

  • Militarismo= autoritarismo castrense tradicional, que tiene su expresión en las dictaduras militares.
  • Neo militarismo= conjunto de concepciones que piensan en la fuerzas armadas como eje del Estado y el ordenamiento social.

  • El militarismo es una enfermedad del sistema castrense. Consiste en imponer valores, hábitos, estilos e intereses militares en el gobierno de la sociedad. También hay civiles militaristas, tanto o más recalcitrantes, que los internos castrenses en cualquiera de las cuatro ramas de las Fuerzas Armadas.
Gran parte de la sociedad chilena, oligárquica y grupos económicos, son los culpables o responsables directos de sustentar el militarismo, más aquellos civiles que pecan por ignorancia, pretendiendo ser protegidos por la Fuerzas Armadas, en instancias sociales o políticas.

Sin darnos cuenta de las implicancias sociales de esta situación, nos enfrentamos a un fenómeno, pocas veces visto en los países republicanos, donde la magnificación del papel de los militares y el chovinismo que se estimula y exacerba a la creación de un clima proclive al militarismo que implica la tolerancia ante sus desbordes, asumidos como algo natural y propio de las instituciones castrenses, son amparados por el silencio de los medios de comunicación y, la ausencia de los trabajos académicos que vayan al fondo de este fenómeno negativo derivado a la vez de un sentimiento de superioridad y, sentirse indispensable a la vida misma de Chile.
El asunto es demasiado serio como para dejarlo exclusivamente en manos de los militares. La monopolización de saberes y voluntades suele ocultar intensiones poco presentables.

Son muchas las dinámicas sociales, rechazos y cuestionamientos, las tensiones e interrogantes, no solo exógenas, sobre el papel de los militares en la democracia y la sociedad chilena, como para no imaginar que se producirán cambios en el futuro aún no precisable, pero que, ciertamente vendrá.

La tiranía de Pinochet, desafió la democracia.
Otrora las fuerzas armadas eran símbolo de heroísmo, honor y compromiso patrio. Después de la dictadura de Pinochet, las fuerzas militares han cambiado. Y su cambio, no solo se debe a la adquisición de nuevas armas, ni a la adquisición de tecnología de punta o a la renovación de los apellidos en la planilla de sueldos. Hoy, militarismo es diferente de aquel del pasado porque ha hecho del anticomunismo, de la seguridad nacional, del combate a enemigos internos de toda clase, de los que atentan contra la moral una doctrina. Del mismo modo, y de forma omniciega a los que se afilian al narcotráfico, los que reniegan de su identidad patria. Es diferente porque no vacila, no trepida, cuando lo considera necesario, en respaldar, rechazar o imponer sus puntos de vista mediante su principal elemento de fuerza política: las armas de las que es depositario, aunque estas aparezcan camufladas tras la fronda de supuestos valores morales de los que se atribuyen la propiedad indiscutida.
Es diferente por se constituyen en empresa aumentando sustancialmente su presupuesto. Nacieron y se desarrollaron geométricamente un puñado de fortunas personales, manejaron propiedades fiscales asignados a los institutos armados, como eficiente empresa inmobiliaria de poder incontestable contra cualquier otro actor social o político de la nación.
Son diferentes, porque hoy día se han expandido a las estructuras civiles, al extremo de crear “El Cuerpo de Generales” que no tiene existencia constitucional. Tan expandida en nuestra sociedad civil, está el militarismo, que se involucra desde los jardines infantiles hasta las universidades. Hay representantes de las Fuerzas Armadas en la Dirección de Deportes, en el Consejo de Censura Cinematográfica, del Ministerio de Defensa depende la Academia Nacional de estudios Políticos y Estratégicos, la Defensa Civil, hasta la Dirección de deportes y Recreación. Les asignan a las armadas o castrenses roles direccionales permanentes e integrales sobre los asuntos públicos. Incluyendo áreas como la ética y la cultura.

La verdad no escatima esfuerzos.

La Constitución “modificada por Pinochet”, es decir, por personeros servidores a la tiranía, innovaron para proteger sus intereses económicos y asegurar en mantener la hegemonía del poder.

Ciertas innovaciones a la Constitución, dieron como resultado el despropósito de que, el Presidente de la República, tiene menos atribuciones, que el Comandante en Jefe del Ejército. La innovación consistía en que la Constitución estableció, que las fuerzas militares garantizan el orden institucional de la república mediante los nuevos instrumentos legales:
  • La inamovilidad del Comandante en Jefe.
  • La ley orgánica de las Fuerzas Armadas.
  • El Consejo de Seguridad Nacional.
  • Los Senadores designados.
A la postre, todos mecanismos de leyes de amarre impuestos a espaldas de los interese democráticos de la nación.
…lo que ha pasado en Chile, desnaturaliza, envilece cualquier futuro proyecto o cambio democrático y la dificultad irremediable será esta: que vivimos bajo una constitución no democrática por génesis y por contenido. Y que además entrega su cuidado – la famosa <<garantía>> - a quienes la han impuesto por la fuerza…… y como su poder es la fuerza, me parece que en el futuro no habrá modo de salir del círculo vicioso en el que estamos metidos.
Una asamblea constituyente. Una renovación de la Carta Fundamental. Cambiar la Constitución no parece una tarea fácil, ni mucho menos aceptada por el militarismo.

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