lunes, 11 de diciembre de 2017

LA LECTURA DE LA CONDUCTA HUMANA


SERVILISMO






Siempre vamos a repudiar aquellas conductas rastreras, mojigatas y de humillación. Los hombres en su fuero interno, pretenden ser libres, sin ataduras, nada que nos ligue o nos obligue a realizar aquello que no queremos y por lo tanto, también repudiamos el actuar de las personas que someten a los demás de hecho y de forma.

Aparentemente las sociedades, todas se han dividido en, sometidos y sometedores. Otros lo entenderán como empleados y patrones, también como esclavos, lacayos, siervos y todos, cumplirán los mandatos de sus señores con premura y temor de equivocar. Más aún, algunos se desprenderán de su dignidad, de su hombría y hasta de su voluntad por servir.




El servil busca como enriquecerse a la sombra de su amo. Cuando el amo cae en desgracia, este huye como rata y busca otro, para su sostén y refugio. Eso, en los tiempos pasados.


Hasta en los tiempos modernos, desde la industrialización y la mecanización, se vislumbran sesgos de servilismo, de sometimiento por la falta de amparo, protección y cooperación. También por la inseguridad de aportar y cubrir las necesidades básicas de la familia, la cual, antaño, eran numerosas las bocas que alimentar. Muchos se revelaron y murieron. Otros por el mismo efecto, perdieron sus familias y partes de sus cuerpos; dedos, pies, ojos, orejas, incluso manos en ese intento de independencia espiritual. Y digo espiritual, porque desconozco esa fuerza interior que nos impele a rescatar de las manos ajenas, nuestra propia libertad. Todo esto hasta que afloraron en el viento seco, palabras que se atesoraron en el crisol nortino. Allí nacieron palabras como la mancomunión, grupos cooperativos, participación, colaboración, sindicatos y otras. Por este hecho, nacieron los líderes con estilos de participación, de dirección y en lugar de servir, se transformaron en personas capaces de aportar soluciones creativas y constructivas

El servilismo. El servil tiene caras, es una entidad humana que posee una conducta de acuerdo a su posición jerárquica. Por un lado es incondicional a su jefe y por el otro lado, es déspota, grosero con los de su grupo. Se humilla ante su superior y también es capaz de humillar a quienes de él dependen. Es un ser que se desprecia a sí mismo, por su falta de hombría y dignidad.

Hubo un periodo en que los sindicatos resguardaban los intereses de los trabajadores. Existían los líderes en casi todos los niveles y áreas productivas del país. Independiente de las dificultades que se produjeran por la falta de conciencia y eficacia en algunos procederes, estas organizaciones reivindicaron los derechos de los trabajadores. Mucho se podrá decir de este periodo de un lado o del otro, pero nadie puede desconocer, el valor que adquirieron aquellas organizaciones al devolverles la dignidad a las personas.




Hasta que apareció la entidad servil en toda su majestuosidad, encarnada en la persona más cercana al jefe de gobierno. Como todo servil, cambió de postura rápidamente a su nuevo jefe, el poder. Siendo más cruel y corrupto. Más humillante y descarnado. Más grosero y déspota. Más temido y ostentoso de su posición. Sabedor de estas conductas en este tipo de personas, traicioneras, arteras y dispuestas a vender su dignidad, fue certeramente calificado como “el general rastrero”.

Durante años los tiempos fueron oscuros, dolorosos, inseguros para muchos, con cómplices pasivos, cientos y miles de evidencias calladas, el pueblo soportaba de nuevo, la humillación, el escarnio y pisoteados sus derechos más elementales mediante la prohibición y la proscripción de instituciones que resguardaban y garantizaban la seguridad laboral y por anastomosis, la seguridad social.

Los gobiernos posteriores a la deposición de la dictadura, están en deuda con el sindicalismo, con las organizaciones laborales, las cooperativas agrícolas, organizaciones campesinas y otras instancias que permitan, no solo reivindicar los derechos de todos, si no también promover el verdadero cooperativismo que les permita un desarrollo más armónico con la realidad. El sector agrícola, carece de los apoyos tecnológicos para el incentivo productivo. Entonces, la tarea por realizar en este y en los siguientes gobiernos será, la verdadera preocupación de los sectores agrícolas a lo largo y ancho de nuestro país y dejar de ser el siervo de la tierra.




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