LO QUE NO VEMOS
Las cosas están cambiando. Una vez más
las calles de Santiago se cubren de miles de voces en demanda de sus derechos y
de un trato igualitario en sus trabajos, en sus roles sociales. Una de las
manifestaciones más grande y multitudinaria ha sido la marcha de los pingüinos,
luego miles y miles de manifestantes contra la construcción de represas en
Aysén. Los ciudadanos se comprometen socialmente, les duele la apatía, los
abusos y el uso de poder, la discriminación, el racismo, la corrupción y la
falta de espiritualidad en la iglesia. Todo esto, hace que la gente salga a la
calle. En lo particular, pienso que este tipo de manifestaciones, poco
resuelven en lo mediato, pues hay personeros que gustan de lo burocrático y se
enredan en papeleo inútil con trabajo y tiempo perdido en conversaciones
livianas y declaraciones populistas. En resumen, nada en concreto. Salvo pasado
el tiempo.
Hoy día, el movimiento feminista o de
los derechos de igualdad sobre pasa a estos movimientos por dos causas centrales.

b)
El fin se limita a un solo
objetivo. Respeto, reconocimiento, igualdad.
Desacreditar estos movimientos con
comentarios ofensivos, como “una pérdida
de tiempo” o “que tiene un rol
compensativo en el seno de la familia” o “son solo izquierdistas”, revela por qué se sale a la calle a
denunciar los abusos. ¿Por qué no se comprende la discriminación de las mujeres
por algunos privilegiados?
No es novedad que los poderosos sean
ciegos. No es casualidad que las sociedades más avanzadas en derechos para las
mujeres sean democracias liberales, laicas y capitalistas contemporáneas. No es
novedad que estamos a años luz respecto de otras sociedades. No es casualidad
que los políticos retarden estos derechos, pues son ellos los causantes
directos de los abusos laborales y postergación social. No es novedad ni
casualidad este tipo de manifestaciones en todo el mundo.
Sí
se ven mentes obtusas en aquellos que no quieren aceptar los cambios sociales
que se avecinan y hacen declaraciones estúpidas desde su cúpula. Aún quedan
personeros pobres de mentalidad que no ven, que no quieren ver, incapaces de
abrir sus ojos y ver los miles de manifestantes descontentos en sus propias narices.
Deberían, sinceramente darse un tiempo
de razonamiento verdadero y entender que ciertos círculos, que sufrían de
hermetismo femenino, ya han abiertos sus puertas y aceptan la igualdad de
género y los derechos en la jerarquía laboral. Bien por el Colegio Médico, La
FEUC, La cámara de Diputados, la CUT y el Colegio de Abogados que hoy tienen
representantes mujeres en sus presidencias.
Señores parlamentarios, honorables
servidores públicos, empresarios y a todos los que les caiga el leño, el cambio
social es inminente, aunque algunos desde la comodidad de su trono, aún no lo
vean.