martes, 6 de agosto de 2019

DIALOGAR RAZONES


SERES ANTROPOLOGICAMENTE COMUNICATIVOS



Darnos tiempo para buscar la mejor manera de razonar. 
Desde los tiempos remotos se ha cubierto con un manto de autoridad y de razones casi incuestionables a muchos de los pensadores de nuestra historia y también a grandes personajes relacionados con las ciencias sociales. Hay una larga lista de filósofos, sociólogos, literatos, escritores, pensadores que plantearon sus razones, su pensamiento con respecto al actuar de las personas y el porqué del florecimiento y caída de ciertas civilizaciones o gobiernos. Del porqué del fortalecimiento de ciertas ideologías y de sus consecuencias; marxismo, nazismo, guerras y definiciones de clases sociales.
Las sociedades se han construido bajo la tutela de un gobernador o administrador, un pensamiento individual de un personaje o la visión utópica de un soñador y que, de alguna manera se vio reflejado en lo que ahora somos. Una sociedad con muchos apellidos que está marcando el actuar de las personas; la sociedad del poder, la sociedad del consumo, la sociedad del cansancio, la sociedad digital, la sociedad del juego, la sociedad de rendimiento, etc. Todas corrientes de una mente privilegiada en ver la sociedad de su época, construirse bajo la línea de sus planteamientos. Equivocados o acertados, los seres humanos fuimos conducidos a construir la historia tal y como está escrita.
En esta sociedad, el neoliberalismo y el capitalismo son parte de nuestra esencia social. Funcionamos para obtener réditos, donde la oferta y la demanda es atroz y esclavizadora y nos esforzamos cada día por rendir mejor en nuestro trabajo porque eso nos dará mayor estabilidad personal y familiar y como consecuencia, la consolidación de una estructura social más edificadora. Eso, en la teoría. Porque si ahora nos miramos unos a otros, nos damos cuenta de la enorme brecha que nos separan esas razones comunitarias. Construimos nuestra sociedad   olvidándonos de las razones colectivas y emancipadoras de nuestro espíritu.
Hay una visión equivocada y reducida del ser humano cuando se lo define como trabajador y se ludifica esta actividad para provecho de un mayor rendimiento y productividad. Estamos sometidos al poder y se recurre al engaño o a acuerdos de élite en la que no participamos como ciudadanos. Se ha instaurado la sociedad de consumo, la racionalización o instrumentalización y administración del mundo. Nos hicieron creer en la premisa, que la razón emancipadora y transformadora del pensamiento, disfrutaba de tal predominio y que confiaban en la capacidad de estos para comprender que estábamos irremediablemente entregados al capitalismo y a la razón instrumental e utilitaria. La sociedad del yo.
Pero no es cierto que no se pueda salir de un sistema completamente ilusorio, la razón instrumental donde la comprensión la obtienen individuos aislados y ven únicamente destellos de esa razón. Pero podemos liberarnos, podemos comunicarnos y si podemos hacerlo, debemos hacerlo. Todavía es factible la razón ilustrada, la crítica emancipadora, la libertad, la igualdad y fraternidad, la autonomía sigue siendo una promesa, siempre que sea colectiva y en dialogo.
No se niegan los acontecimientos históricos, pero a partir de ellos podemos conseguir la verdad o el mejor argumento mediante el dialogo, el trabajo comunicativo. Fundamental es que sepamos, que somos seres asociativos, grupales y antropológicamente comunicativos.

Jürgen Habermas Premio de Ciencia Sociales del 2003 Príncipe de Asturias.


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