SERES ANTROPOLOGICAMENTE COMUNICATIVOS
Desde los tiempos remotos se ha
cubierto con un manto de autoridad y de razones casi incuestionables a muchos
de los pensadores de nuestra historia y también a grandes personajes
relacionados con las ciencias sociales. Hay una larga lista de filósofos,
sociólogos, literatos, escritores, pensadores que plantearon sus razones, su
pensamiento con respecto al actuar de las personas y el porqué del
florecimiento y caída de ciertas civilizaciones o gobiernos. Del porqué del
fortalecimiento de ciertas ideologías y de sus consecuencias; marxismo, nazismo,
guerras y definiciones de clases sociales.
Las sociedades se han construido bajo
la tutela de un gobernador o administrador, un pensamiento individual de un
personaje o la visión utópica de un soñador y que, de alguna manera se vio
reflejado en lo que ahora somos. Una sociedad con muchos apellidos que está
marcando el actuar de las personas; la sociedad del poder, la sociedad del
consumo, la sociedad del cansancio, la sociedad digital, la sociedad del juego,
la sociedad de rendimiento, etc. Todas corrientes de una mente privilegiada en
ver la sociedad de su época, construirse bajo la línea de sus planteamientos.
Equivocados o acertados, los seres humanos fuimos conducidos a construir la
historia tal y como está escrita.
En esta sociedad, el neoliberalismo y
el capitalismo son parte de nuestra esencia social. Funcionamos para obtener
réditos, donde la oferta y la demanda es atroz y esclavizadora y nos esforzamos
cada día por rendir mejor en nuestro trabajo porque eso nos dará mayor estabilidad
personal y familiar y como consecuencia, la consolidación de una estructura
social más edificadora. Eso, en la teoría. Porque si ahora nos miramos unos a
otros, nos damos cuenta de la enorme brecha que nos separan esas razones
comunitarias. Construimos nuestra sociedad
olvidándonos de las razones colectivas y emancipadoras de nuestro
espíritu.
Hay una visión equivocada y reducida
del ser humano cuando se lo define como trabajador y se ludifica esta actividad
para provecho de un mayor rendimiento y productividad. Estamos sometidos al poder
y se recurre al engaño o a acuerdos de élite en la que no participamos como
ciudadanos. Se ha instaurado la sociedad de consumo, la racionalización o
instrumentalización y administración del mundo. Nos hicieron creer en la premisa,
que la razón emancipadora y transformadora del pensamiento, disfrutaba de tal
predominio y que confiaban en la capacidad de estos para comprender que
estábamos irremediablemente entregados al capitalismo y a la razón instrumental
e utilitaria. La sociedad del yo.
Pero no es cierto que no se pueda salir
de un sistema completamente ilusorio, la razón instrumental donde la
comprensión la obtienen individuos aislados y ven únicamente destellos de esa
razón. Pero podemos liberarnos, podemos comunicarnos y si podemos hacerlo,
debemos hacerlo. Todavía es factible la razón ilustrada, la crítica
emancipadora, la libertad, la igualdad y fraternidad, la autonomía sigue siendo
una promesa, siempre que sea colectiva y en dialogo.
No se niegan los acontecimientos
históricos, pero a partir de ellos podemos conseguir la verdad o el mejor
argumento mediante el dialogo, el trabajo comunicativo. Fundamental es que
sepamos, que somos seres asociativos, grupales y antropológicamente
comunicativos.
Jürgen Habermas Premio de Ciencia
Sociales del 2003 Príncipe de Asturias.
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