martes, 28 de febrero de 2023

GRANDES EXPERIENCIAS

 


COMO MI VIEJO DECÍA

 

 

Una de las cosas más sublimes y connotadas en la vida, es sin duda, escuchar y entender los consejos de los padres. Esa relación sanguínea, donde a veces las palabras se cambian por un gesto casi imperceptible, una mirada y por sobre todo, por ese presentimiento, por esa conducta de anticipación entre padre e hijo y ese llamado silencioso de hijo a padre. Por que se necesitan, se apoyan, se entienden y se escuchan aún en la distancia. Hay más de todo esto, sin embargo, para nosotros ciertamente son todavía inexplicables a una mente sencilla como las de las mayoría de las personas.

Por eso las relaciones familiares y humanas tienen gran importancia en el desarrollo de las sociedades. La organización básica es la familia, donde se cumplen roles de importancia y de beneficio general. Todos se sienten seguros, cuando cada uno realiza con responsabilidad y con respeto, sus tareas derivadas de su rutina diaria o de su profesionalismo.

Mi padre siempre nos inculcó el respeto ya sea con una sonrisa de aprobación o con su mirada severa. No habían excusas para los errores ni tardanza para los favores. Sé diligente, me decía, ¿por que tardar para hacer lo que tienes que hacer? Dedicale tiempo, respeta los materiales, aún si estos fueran en demasía. Ama lo que hagas, pues es el resultado de un trabajo de corazón y lo mejor de todo, es para alguien que siempre te lo agradecerá.

Hoy día mi padre ya no está, pero al igual que las arenas del desierto que son eternas o las rocas del rio, impenetrables y las olas del mar con su incesante clamor, sus palabras, siguen estando presentes en mi corazón. Nada ha cambiado en mi, solo su presencia es cada día mas distante y tal vez esa sea la razón por la cual vuelvo a los lugares sombríos, a las costumbres enraizadas, a los silencios de los árboles, a los claros murmullos del agua y del viento que choca contra las paredes de las casas viejas, para encontrarme con su espíritu de pureza y la sencilla sombra de su presencia. Es todo tan lejano.

Extraño todo, pues hoy día las cosas, las conductas y hasta las palabras son distintas. Se perdió en la bruma de cemento, en el incesante trajín de las personas, en las nubes metálicas que ponen sombras y dudas en la seguridad de todos, aquel sentimiento del preocuparse del otro, del respeto. El saludo cotidiano, no significa nada, los lazos familiares se extendieron a tal punto que cualquiera es, tu hermano, papito, papá, tío sin ningún afecto, solo con el fin de pedirte, privarte o robarte. No tenemos respeto por la autoridad, por la propiedad , ni por la vejez. Como mi padre decía, el mundo va cambiando día a día, pero el respeto a las personas, siempre será el respeto y no cambiará. Sin respeto estamos perdidos. Hoy es, como mi viejo decía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario