sábado, 17 de septiembre de 2022

A PESAR DE MIS IDEAS.....

 

BUEN DÍA PAÍS.


Nos entusiasmamos cuando se pronunciaron las autoridades por los cambios que se producirían después de los acontecimientos sociales de nuestro país. Chile cambio. Y, abrigamos esperanzas por todo lo que venia, sin embargo, como siempre sucede, los cambios no fueron los esperados y se postergaron situaciones y otras se pusieron en las manos de los mismos de siempre para poder proteger sus intereses por sobre las demandas sociales, generales, necesarias, impostergables.


Muchos se dieron por muertos, debido a los magros resultados de elecciones, referendos y plebiscitos. Esos mismos desfallecientes políticos, se levantaron de entre las masas polarizadas y hoy apelan al nacionalismo o al patriotismo, como validos interlocutores de la sociedad toda, para realizar cambios, cambios que jamas se plantearon siendo gobierno o autoridades. El nacionalismo cerril, que se define por los valores ajenos y se alimenta en el resentimiento, esta condenado a desaparecer por inmoral y por estéril. El odio no puede ser inteligente y fecundo soporte de patriotismo. Es un rasgo de inteligencia y de civilización ayudar a comprenderse mutuamente. Y aunque no sea ni fácil ni rápida, urge comprenderla cuanto antes si se quiere evitar a tiempo lagrimas y sangre. Se necesita generosidad de espíritu, rectitud de intensión. Se necesita higiene mental para ir descartando del fondo oscuro del inconsciente la suma de prejuicios y odiosidades que el tiempo ha acumulado como un sedimento maligno. Ser mas noble, mas positivo, mas humano. Dicta la cátedra.


Hay un derrumbe moral publica y privada, las autoridades europeas concuerdan con mencionar, “que se lamentan por observar que en tres siglos de progreso los pueblos de Occidente han logrado cuatro principios: ser egoístas, matar a los otros, tener muy poca integridad y muy poca vergüenza.” El exceso de la población ha dado lugar a que ciertos signos de trastornos fisiológicos de largo alcance, aparezcan en varias esferas de la vida humana. La historia política colectiva, el aumento de la delincuencia, los trastornos del sistema nervioso central y el creciente embrutecimiento son consecuencias, del vivir apiñado.

La construcción de una sociedad justa, va ligada al tema de la educación del ciudadano, para la justicia que es la armonía del cuerpo social, donde cada uno ocupa el puesto que le corresponde según sus aptitudes naturales y realiza esta función de acuerdo a su capacidad espiritual. Todo al servicio de la felicidad de todos.


La cuestión estriba en que el dogmático(idealista) sin dialogo, cambia de dogma, el nihilista ( no cree en nada) cambia de conducta y muchos ciudadanos normales, cambian sus valores.

Entre los dogmáticos es conocida la gran cantidad de comunista alemanes que engrosaron el partido nazi en la década de los años 20. También los nihilista no exento de cierto cinismo no tienen escrúpulos en modificar su conducta si la nueva, es capaz de procurarle más beneficios. Ese gran numero de ciudadanos que no han mostrado nunca ningún rasgo de anormalidad y que en muchas ocasiones han sido consideradas ejemplares. Aquel ciudadano normal que sigue las buenas costumbres, tras un momento de perplejidad en el que el mundo parece caercele encima, pueda aferrarse de nuevo a otras, si son las que realizan sus vecinos, las que marca el estado, las que le recomienda la propaganda a través de los periódicos, el cine, la radio o la televisión. Quien tiene unos valores inculcados, incluso fuertemente inculcados, pero en lo absoluto pensados, reflexionados o examinados, puede sustituirlos tras un momento de crisis.


Pienso en la sinceridad de los actos humanos, pero también, en la ambición de los seres humanos. Creo en el dolor y la tristeza. Reconozco la inocencia y la falta de educación y esto nos ha puesto en las manos del grupo de personas peor evaluadas socialmente. Pasamos de tener una representatividad humana, a no ser nada, ni tener nada. Todo lo construido hasta cierto momento, se pisoteo, se basureo y posiblemente incinerado, para que no quede ni un vestigio de las propuestas por el pueblo. El pueblo no es inteligente, no tiene que demandar, no tiene que pedir, ni siquiera tiene que pensar. El pueblo solo tiene que trabajar y aceptar lo que les den los poderosos de siempre.

Quedan pendientes múltiples preguntas del por que somos tan impredecibles, amorales e impertinentes. Ayer, destrozamos media ciudad por tres monedas y hoy nos esquilman como a peleteros del Oeste. Ad portas de una recesión económica, nadie, absolutamente nadie de los que encendieron antorchas, paralizaron y desestabilizaron el gobierno de turno, se pronuncia por las alzas sostenidas en los alimentos, peajes, bencina, sueldos congelados, más todo lo que gritaron. ¿Qué nos pasó?

Dejamos de pensar. Dejamos de reflexionar. Dejamos de examinar. Dejamos de dialogar. De verdad ¿cambiamos nuestros valores conceptuales?

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