Las damas, en todos los tiempos, se han rodeado de flores, jardines, floreros, jarrones y cuanto artilugio pueda albergar el aroma, los colores y la estilizada silueta de las ramas en flor. También, las flores, son el más bello ejemplo de adoración hacia las damas. Las hay de todas las layas, en campiñas, en prados, en plazas, en balcones y hasta en los potreros se visten de flores majestuosas.
Está claro que la naturaleza, escogió las vestimentas más festivas para reconocer en ellas, en las flores y en las féminas, la delicadeza y la alegría. Sin embargo, por sobre todas ellas, la madre naturaleza es quien se lleva los garbos.
Aún me quedan palabras para sembrarlas donde ellas quieran germinar.
LAS FLORES DEL CIRUELO
Florecían los ciruelos
Aroma de primavera
Besa la flor abierta
Llora la niña del ciruelo
MUERE UN CARDENAL
Tornose rojo
Su aroma le envió desde su pedestal,
La llevó con ternura hasta su pecho
FALTAN LOS CEREZOS
En ese aroma tan fresco
En esas gotas provenientes del sol
Cual humilde mantel
Y sin embargo,
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