jueves, 18 de febrero de 2010

PESCADOR DE ILUSIONES





DEPORTE Y ESPIRITU

Una de las situaciones más esperadas en el periodo de vacaciones es sin lugar a dudas es, salir de pesca. Muchas son laas personas que practican la pesca deportiva sin muchas razones claras. Unos la practican como esa instancia de salir con los amigos y compartir veladas entretenidas ya sea al fogón de un asado, otros por la pasividad que dan los paisajes verdes generalmente a la orillas de lagos y ríos de nuestro país. Otros aprovechan la temporada de pesca como un medio de sustento ocasional. Sin embargo la mayor parte de estos deportistas visitan una y otra vez aquellos lugares que les pueda reportar no un gran pez, si no más bien, esa tranquilidad que les da el paisaje, la brisa fresca de la montaña, la cercanía de los verdes bosques, el sonido del agua y la amena conversación consigo mismo. ¡Claro!
Los pescadores son personajes solitarios en las riveras de los ríos, salen en grupos, pero a la orilla del agua, se convierten en parte del paisaje y conversan con las piedras,con el sol que los abraza, con la sombra que lo cobija, con el esquivo pez de las profundidades, pero por sobre todas las cosas, conversa con Dios. De esta manera los pescadores se convierten en personas muy espirituales y profundamente respetuosos de la vida. Los detalles que se escapan en su vida rutinaria, son analizados y puestos al tras luz y al juicio de Dios. Los pescadores fomentan un espíritu de convivencia solidaria. Son inmunes al cansancio y al hambre mientras están en el ejercicio de lanzar líneas y sedales a la corriente que se muestra clara y sonriente. Cada paso que dan lo dan pensando en las cosas que forman sus vidas. La familia, los hijos, su esposa, el trabajo, los amigos. Asi como si atrapara el pez mas grande de su vida o tal vez ninguno, vuelve feliz y con el alma en paz a renovar su vínculo de amor con la que es su razón de vida y de pescador.

1 comentario:

  1. Un pescador sale en la mañana o en la tarde... con la misma ilusión y la premura del hombre al encuentro de una cita... un rápido nos vemos y una sonriza desde la mitad del camino.
    Un pescador regresa en el transcurso de varias horas con un pez, con varios o ninguno... pero siempre sereno y sonriente con la tranquilidad de las aguas que han acariciado a las piedras y el verdor de los árboles y arbustos casi mimetizado en sus ojos... en la mano una piedra que le recordó en sus pláticas con Dios, la existencia de unos genes perdidos en el tiempo y la puso en la mano de alguien que entiende que ha ganado un espacio en el aire puro que respira en la montaña.
    Te quiero amigo... la quiero a ella, a tus hijos y tus nietas.
    Un abrazo

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