domingo, 3 de junio de 2012

HOMENAJE AL HOMBRE






                      Y NACIÓ EL HOMBRE


                            Y nació el hombre
                             en los valles verdes nació
                             y arrastrando
su sol y su luna creció
y entre los otros hombres
se plantó
con sus herramientas de campo abierto
con el olor a pasto seco
abrazado por el viento.

Luego
hundió su brazo
para remover el suelo
de donde estalló la simiente
en forma de alimento
que en su tiempo
de descanso
devoró.

Se hizo hombre
de tez morena y dura
como la suerte del desierto
de mi norte sin frontera,
se trocó
en arenas negras y amarillas
cercano a las salinas
de tu mar aplastado
de rocas sempiternas,
se hizo equilibrista
en la cresta de las olas
en los canales azulados
de chilote desgreñado
pero altivo y añorado.

Y nació el hombre
entre los trigos
de una cordillera
que pierde su nombre
entre los pinos verdes
y su niebla de mar
encantado por las sirenas
del pasado.

Hundió su mano tosca
en las  saladas y frías aguas
para llenar de alegría
la rústica mesa
de tu patio de greda.
Los habitantes del mar
juegan a escapar
de tus redes
solo par verte enajenar
en tu trabajo de dios
sobre las olas de la mar
y nació otro hombre
llamado hijo,
hijo de la mar.

Y nació el hombre
de entre los duros terrones partidos
por el arado,
pisoteado
por las bestias que sonrieron
a sus heridas.
Sus manos partidas
dibujaron los potreros
y los cercos
y las alamedas
y las viñas
y los maizales.

Se confundieron
de tablas y de metales
para dar formas de pueblos fantasmales
que se confundieron
con los hombres
en sus sembrados de palabras.

Sin horizontes vagó
entre los mimbrales
construyendo cuerpos
en fibras vegetales
para no perder sus dones
y guardarlos
como su sangre
confundiéndose con la experiencia
que guardan los toneles
de los viejos robles.

Se hizo campo y se hizo cuartel
en viñas de sagrado nombre.

Y nació el hombre
junto con otros hombres
a la luz de velas
de una casa pobre
y guardó sus huesos en la lluvia
encerrándose a morir
en socavones de carbón y dolor
para renacer
en las brasas de una fragua
o en los líquidos rojos
de Chuquicamata.

La línea de la concordia
nos amarra
en esta geografía extraña
y seca
y húmeda
y larga
y angosta
y mía.

El hombre dibujó
su propia geografía
por que se hizo hombre
junto con otros hombres
y ese hombre
ahora solo es un recuerdo
entre los hombres.

Y nació el hombre
entre los cerros cubiertos de sabia blancura
entre los cipreses
y las espigadas araucarias
de mi natura
perdido en vigas de metal
y los cristales
parece olvidarse
del hombre y su papel actual.

Vaciar las venas
en sus alcantarillas
mirar el cielo
y sus alturas
rasgar vestiduras
no hará que el hombre olvide
que nació de la tierra
que heredó de Dios,
siendo hombre.

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