La política es como la fruta; en verde no sirve de nada. Dura, empequeñecida, sin sabor y descolorida. Trae más males que beneficios al alba. Sabe agria. Cuando madura ya es tarde, duerme envuelta en papeles, se conserva entre cajas y con viajes constantes al extranjero. Hoy, la encontramos podrida y estacionada en los puertos no le sirve a nadie. Ni siquiera para jugo malogrado. Toda junta no sirve ni para pulpa, salvo el manejo de algunos in escrupulosos. La política es un trauco que nos tiene clavado a un madero sin ninguna veta, agarrados de la jeta y por años, ellos sentados en sus escaños ordeñando una vaca con arcas de llaves secretas. Para el pueblo no se legisla. Se estudia, se revisa, se lleva a comisiones, pasa a segunda instancia y por falta de acuerdos no se llega a nada. Para ellos, bonos, aguinaldos, dieta parlamentaria al instante se decreta. La política es un árbol con sus ramas extendidas opacando las poblaciones y sus raíces, absorben los nutrientes de la tierra. Es un árbol con injertos varios, después de un tiempo aparecen frutos mentirosos, luego los ladrones, asesinos, cómplices silenciosos, escatimadores, abusadores, tinterillos, leguleyos, faranduleros, artistas y detractores a los avances del pueblo. Los políticos se han violado al pueblo reiteradas veces. Como decía mi abuelo, si a la fuerza pierdes la inocencia, mejor muerto que mancillado.
La religión es tan perversa como la castración de la inocencia. Te bendicen con las manos abiertas y te reclaman por que no quieres ir al cielo. Matan los pecados si te abres de piernas y lavas el cuerpo en noches llenas de incienso. Las sotanas negras son deslucidas al trajín de las poblaciones robando infantes para inconclusas adopciones. Desde la mitra hasta la humilde estola, sigue siendo el opio que te muestra la revelaciones para sujetarte a los temores para que no abandones el desierto de las penitencias y los perdones. La religión y sus trenzas de oro no deja que las peine la mujer del pobre, pues sus blancas y virginales manos traslucen la oscuridad y sus pecados tiernos, por algunas monedas te llenan la boca del pan, pero te niegan el evangelio. La religión nació como el pecado original. Naciste para estar condenado. Robando del paraíso los bienes establecidos, en cada una de las incursiones en nombre del evangelio. Se vistió de oro y de grandes ilusiones para ponerlas en venta en casas de acogidas pobres. El cielo está reservado desde antes y no hay lugar para los indigentes. Bien aventurado los terrenales alejados del púlpito y la sacristía.
Economía es la palabra más usada por los círculos sociales. Economizar por que no te alcanza para comer de aquel super mercado. Economizar para vestir a los hijos en la feria de las pulgas. Economizar para educar al más chico. Economizar para veranear poquito en Cartagena. Economizar por si me enfermo por alimentarme mal. Economizar para saldar un mes de arriendo. Economizar y vivir despierto sin dejar de trabajar. Economizar para una cuenta bancaria para grandes consorcios con grandes arcas con intereses brujos. Economizar para la vejez, la salud en Isapres, fonasa y AFP. Al final la economía es tan escuálida que todo se reduce a mala vivienda, mala salud, mala educación, mala alimentación, malas inversiones y hasta para morirte debes economizar. La economía es la religión de los poderosos. Las artes y las letras para los apellidos con dinastía. La economía y la política son los mismos ladrones con cambio de oficina. Cada vez que lo pienso, me siento más extranjero pues para todo necesito divisas; para pagar carreteras extranjeras, aguas extranjeras, luz extranjera, gas extranjera, ropa, comida y tecnología extranjeras. Debo pagar hasta para hacer “pichi”, con mayor razón si me mando una cagá. Con razón mi abuelo se quejaba diciendo que su vida “no valía ni un cobre”, en alusión a dos grandes razones; la posibilidad de ahorrar bajo el colchón era nula por la cantidad de bocas que había que alimentar y con los mismos sueldos miserables de hoy día. La otra razón, la pérdida de las grandes mineras de cobre. En su acumulada ignorancia, mi viejo reconocía a la minería nacional “como el sueldo de Chile."Se nacionalizó. Se estatizó y hoy, se extranjerizó. Chile es para los chilenos, fue un sueño estrellado contra los muros de la ciudad y aplastado contra el suelo, no nos queda nada más. Aprenderé a vivir lo que me queda, economizando lo que se pueda.
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