SOMETIDOS A UN PROFUNDO CAMBIO
Decimos actuar con transparencia |
La desnudez sin secretos, es un espectaculo. |
Tanto la
pornografía y la transparencia presentan similitudes, si de alguna manera
pensamos en el fondo y no en la forma de las cosas, en las palabras o en las
situaciones que a diario queremos demostrar como una verdad inequívoca, dejando
a los demás, el pensamiento profano, ese sentimiento que llevamos dentro y que
siempre se traduce en reproche, la pornografía y por otro lado en virtud, la
transparencia.
Asociamos la
pornografía a las imágenes desnudas que develan los secretos del cuerpo, como
si no conociéramos nuestra humanidad. Las poses e insinuaciones se traducen en
algo que cuestionamos a la luz pública y sin embargo, en la práctica, nos
desnudamos continuamente. La ducha, al acostarse, el cambio de vestimenta, las
practicas amatorias en los matrimonios y de los amantes. Así, la desnudez
develada, se torna transparente. Lucida, clara, bella y pura. No oculta ni
expresa nada. Lo pornográfico no es atractivo ni insinuante, es más bien
contagioso y ficticio. Las imágenes pornográficas son estridentes, fuertes,
porque que están expuestas. Sencillamente les falta la amplitud temporal. No
admiten recuerdos. Sirven solamente para la excitación y la satisfacción
inmediata. Su manera de actuación no es la lectura, sino el contagio y el
desahogo. La pornografía así expuesta, se transforma en la sociedad del
espectáculo.
A su vez la
transparencia es el lema de los discursos públicos y se reclama sobre todo en
relación con la libertad de información que no solo se reduce a la política y
la economía. Así, la transparencia se manifiesta como un círculo positivo. Las
acciones se hacen transparentes cuando se hacen operacionales. Es decir,
acciones sometidas a dirección, cálculo y control. En nombre de la
transparencia se eliminan todas las retiradas discretas. Estas son iluminadas,
explotadas y como consecuencia, el mundo se hace más desvergonzado y desnudo.
Las imágenes
se hacen transparentes cuando, liberadas de todo drama, coreografía,
escenografía y de toda profundidad de interpretación y sentido, se vuelven pornográficas.
Pornografía es el contacto inmediato entre la imagen y el ojo. Las cosas se
tornan transparentes cuando se despojan
de toda singularidad y se expresan completamente en la dimensión del precio. El
dinero suprime cualquier rasgo de inconmensurable. La transparencia es el
verdadero infierno de lo igual. La transparencia se apodera de todos los
sucesos sociales y los somete a un profundo cambio. Esta sociedad está dominada
por la transparencia y la obscenidad de la información en un universo deseventualizado
y nivela al hombre, hasta convertirlo en elemento funcional de un sistema.
Transparencia y verdad no son idénticas. La transparencia va de la mano de la
postpolitica y solo es efectiva en un espacio enteramente despolitizado. En los
sucesos que han despertado nuestra desconfianza y que tienen en pie de guerra a
la ciudadanía, tanto en la política como en lo económico, tienen estas dos
condiciones; pornografía y transparencia.
Pornografía
por que el actuar de los personeros de la política y de los consorcios
económicos, no es nada atractivo. Más bien es contagioso y siendo ellos
personajes expuestos, esta situación es excitante y de satisfacción inmediata.
La imagen de los grandes personeros comprometidos en los escándalos de colusión
y documentos falsos, se han develado ante nuestros ojos y sus grandes secretos
pueden ser leídos, interpretados de la misma forma por todos. Así desnudos,
queriendo ser transparentes, han dejado una clara señal de algo grotesco,
violento y desgarrador. Es
decir, todo lo que ofenda al pudor y que se represente en formas violentas;
explícitas o implícitas; y siempre en una relación de poder y servidumbre, “es
pornografía”.
Transparencia
porque todos de alguna manera se presentan con el discurso de las manos
limpias, todo bajo la normativa establecida (aun, no existiendo
normas para la corrupción), nada que esconder, con la verdad y la “transparencia” de mis
actos. Considerando que todos estos actos se realizan a espaldas de la luz
pública o del conocimiento de la ciudadanía y por qué uno lo hace, yo actúo
igual. ¡Si los demás pueden, por qué yo no! La sociedad de lo igualitario se
establece por el uso de la transparencia que cambia a los componentes de la
sociedad y los inserta de lleno en un sistema maquinal. Como se mencionó
anteriormente, transparencia no es igual a la verdad. Pero es fuertemente
obsceno y al mismo tiempo, devela los secretos de la máquina del poder.
La
pornografía hace un tiempo atrás era vetada, prohibida tanto por la ley como
por la iglesia, debido a la crudeza de sus imágenes y su mensaje más que nada
explícito en cada una de ellas. Ciertos personeros, hoy consideran un arte la
iconografía de lo porno. El desarrollo del pensamiento a liberado ciertos
paradigmas y hoy se ha establecido una corriente filosófica, llamada
sencillamente, la sociedad porno.*
La transparencia El término transparencia
deriva del latín 'trans' (más allá
de, a través de) y de 'parere' (aparecer, mostrar o mostrarse) En sentido figurado, el
término transparencia es utilizado para caracterizar una práctica social guiada
por la sinceridad y por la perfecta o casi perfecta accesibilidad a toda la
información vinculada, y que concierne e interesa a la opinión pública, o a un
sector de la misma, o incluso a un solo individuo. O sea, es la preocupación
por explicar, por hacer comprender, por reconocer errores o mala praxis, por
abrir archivos y apuntes y recuerdos, por describir fielmente hechos y
circunstancias.
El objetivo primero de la transparencia, es de establecer una relación de confianza entre quien pide o exige la transparencia y quien la da. (Referencia; Extraído de Wikipedia)
El objetivo primero de la transparencia, es de establecer una relación de confianza entre quien pide o exige la transparencia y quien la da. (Referencia; Extraído de Wikipedia)
Byung –
Chul Han: La Sociedad
de la transparencia. La Sociedad Porno. Cap 4 pag 45. Es un
escritor en idioma alemán de origen coreano, filósofo, experto en estudios
culturales y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín. Una de las voces filosóficas más innovadoras que ha surgido
en Alemania recientemente, afirma en este inesperado best seller que la
sociedad occidental está sufriendo un silencioso cambio de paradigma.