LA FAMILIA Y EL LEGADO EDUCATIVO
A propósito de la educación estatal
Ahora bien si reflexionamos seriamente sobre lo que
es la familia, llegaremos a lo mismo. La familia es la organización
base de la sociedad, el seno del desarrollo del hombre. Necesita de los demás
para realizar su vida. El hombre no puede encontrar su propia plenitud si no es
en la entrega sincera de sí mismo a los
demás”. Pero, agregamos ahora, esa primera y radical entrega, sin la que no
puede siquiera disponerse a alcanzar su plenitud, es la funda y da origen a la
sociedad familiar. La persona humana por ser lo que es, está ordenada a la
entrega de sí mismo, lo cual manifiesta
entre otras cosas su carácter sexuado. La familia sigue necesariamente a la
condición de ser personal. Persona y familia son dos realidades íntimamente
ligadas, indisolublemente ligadas. La familia entonces, nos parece como una
sociedad, como una instancia, como un requisito ineludible, en el proceso de
perfección personal. Es posible comprender la persona sin la familia, pero no
es posible comprender una persona realizada, plena sin la familia. Sin familia
no hay posibilidad de crecimiento personal. Somos personas por que participamos
de la naturaleza racional y libre; lo que se traduce en que sin familia no hay
persona plena, persona cabal, perfectamente realizada y sin esa persona plena
no hay sociedad posible. La familia no es un refugio, no es un lugar destinado a
los más desvalidos, desprotegidos o enclenques. No es el lugar donde solamente
deben estar los hijos pequeños y los ancianos. Es el hogar, lugar donde la
persona, toda persona puede realizarse. Y es que en ella y solo en ella la
persona puede entregarse, puede amar y ser amada como le corresponde a la
persona. Solo en la familia la persona humana es amada por lo que es, por ser
persona. Allí uno no es recibido y amado por ser inteligente, ni bello, ni
competente en algún arte, o porque tenga riquezas, etc. Allí, solo allí, en el
seno de la sociedad familiar la persona es amada, valorada, por ser quien es,
con sus virtudes, con sus defectos, con sus miserias, con sus grandezas, con
todo lo que ella es.
La familia, por tanto, aparece como el único camino que puede
llevar al hombre a su plena realización humana y, por tanto, el lugar natural
de la actividad educativa; y esto porque la naturaleza misma dota a los padres
de la cualidad más importante para educar: el amor con que ha sido y es amado.
Amor que sin duda debe ir acompañado de la autoridad que conduce, que guía, que
mucha veces contraría las inclinaciones del educando, pero lo que se fundamenta
en ese querer bien, en ese procurar la plenitud humana, evitando que termine
siendo presa de sus propios caprichos y
malos deseos.
Frente a los embates cada vez más decididos, cada vez más
directos del Estado por apropiarse de la actividad educativa en orden a formar
consciencia en la ideologías de turno, es necesario volver a reflexionar sobre
la educación a fin de descubrir que es allí en el seno de la familia donde el
hombre va adquiriendo las virtudes y demás cualidades que le permitirán ser más
y mejor persona. La escuela habrá de subordinarse a la actividad educativa de
la familia que junto a ella logren conseguir el desarrollo integral de la
persona humana.
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