PERSONAJES SOBERBIOS
Ricardo Ezzati. Cardenal. Arzobispo de la Iglesia católica |
Eduardo Duran. Pastor de la Iglesia Metodista Pentecostal de santiago |
Como ungidos por el espíritu, se rodean de una seguridad y
confianza que abruma. Alzan sus brazo al cielo como buscando una explicación a
la conducta de los que los condenan. Su actitud pasiva da muestra de una paz
interior que sobre coge y uno se pregunta ¿En qué estamos equivocados?
No recuerdo situaciones similares posteriores a los años
setentas. Tal vez sea parte de mi ignorancia o quizás ciertas conductas eran
menos frecuentes y mucho menos ventiladas por temor a la vergüenza o escarnio
público. Tal vez mi conciencia, todavía repudia con toda el alma, la usurpación
de la democracia y me declaren comunista o socialista postergado. Pero puedo
asegurar que, paralelos de conducta humana, señores ante la masa pueblerina,
autoridad social y comunitaria, representantes gubernamentales no tienen un
paralelo con los mismos estratos que son modelos hoy día.
No quiero culpar a ese periodo sombrío de nuestra historia,
la dictadura. Pero allí, se abrió la puerta a la corrupción, a los actos
velados, a la usurpación de los terrenos o propiedades, la pérdida del
patrimonio de la Patria o de bienes fiscales, la desviación de dineros con
propósitos personales, la pérdida de evidencias de delitos económicos, la
creación de empresas fantasmas, los subcontratos, la edificación de institutos
y universidades por personeros de gobierno y/o empresarios inescrupulosos. La
iglesia encubriendo actos ilícitos con sermones dominicales a sus propios
autores.
Hay una lista larga de personajes soberbios en las altas
esferas de la política, de la iglesia, de las fuerzas armadas, de los
empresarios y de los comerciantes. Soberbia en su actitud de reto, de
confrontación, de un cara a cara con la ley o la justicia. Sin desmerecer a
nadie, en el presente mediático está el pastor de la iglesia pentecostal de
Santiago, el señor Duran. Pero todos se caracterizan por sus declaraciones y la
seguridad de que sus actos se ajustan a lo correcto, a derecho, permitido.
Soberbia, pues aún sabedores de su delito, se afirman en su inocencia, porque
no falta en la multitud, alguien que justifica, no le importa, compara o
condena de forma simplista estos actos. Se grita, se marcha, se vocifera a los
cuatro vientos pero no los escuchan, pues los otros, están esmerados en las
mismas prácticas, referencia a los fiscales de la sexta región. Todos sacan
provecho de los erarios públicos y sus condenas estriban solo en asimilar
lecciones de ética, retiro espiritual, detención domiciliaria, meses o años de
investigación que a largo plazo son una verdadera burla para la ciudadanía.
Algunos siguen los acontecimientos, la gran mayoría termina por olvidar los
dolores por los cuales lloró, en alguna oportunidad, amargamente. Nadie con un
poco de conciencia podría justificar los actos cometidos por estas personalidades.
Como entregar mi espíritu y mi conciencia a quienes han
manoseado el cáliz de la pureza infantil, a quienes se han llenado las arcas de
sus bóvedas personales, a quienes han dado la espalda al mensajero de la luz, a
quienes han hecho caso omiso al sacrificio del hijo de Dios, a quienes roban,
mienten, violan desde el púlpito de la iglesia. La soberbia los puso a la
altura de lo divino y no asimilan el dolor de los demás. De su rebaño.
Sin embargo, no tiene reflexión la actitud de los
representantes de la iglesia católica, señor Ezzati y su homólogo de la iglesia
pentecostal o evangélica, señor Duran. Estos señores con la misión de sosegar
nuestro espíritu tan convulsionado, de velar por los más pobres, de mostrar y
de demostrar con su ejemplo la senda correcta, el camino hacia la rectitud, el
amor al prójimo, el dar al menesteroso hasta que duela, solo nos hacen
empequeñecernos, débiles y menospreciarnos, reducirnos, apocarnos, llenarnos de
desprecio y desamor, incapacitarnos para poder exclamar, aunque sea en un
susurro apenas audible, ¡¡Perdónalos, porque no saben lo que hacen!!
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