EL COLOR DE LAS OPINIONES
GENERACIONES EN PUGNA

Cada vez que se plantean reformas o cambios, normas o leyes
las opiniones son tan dispares que generan desavenencias por la forma y por el
fondo de las propuestas y por lo general los más jóvenes se contraponen a los
adultos o viceversa. ¿Cuáles serían las razones de este distanciamiento?
Cierto liberalismo en las funciones que les competen a los jóvenes.
Asumiendo responsabilidades un poco banales y complacientes y por el otro extremo,
un cierto radicalismo en los adultos, que apegados a modales, valores,
tradicionalmente bien vistos que perseveran en que adopten posturas más
globales y no tan individualista.

La libertad personal siempre ha sido una meta poco definida
y siempre está reprimida por los lazos prejuiciosos, familiares, económicos y
sociales. Además de los laborales y de las relaciones humanas. Aparentemente,
esto es lo más álgido, cuando se trata de analizar la contingencia. La
libertad, para los jóvenes no puede estar cuestionada por la aceptación de los
cambios globales. Se mantienen en la postura de dejar que los demás participen
pero a ellos no los pueden obligar, pues defienden su libertad de hacer lo que
les parezca más adecuado en lo personal, importa poco lo que los demás hagan
con su tiempo, su vida, su cuerpo, su personalidad. Pareciera que están en un
gobernabilidad centrada en su persona; Yo quiero esto. Yo hago lo que quiero.
Yo dispongo de lo mío. Yo soy yo.

Si bien es cierto que es válida su postura frente a la vida
y a los tiempos que se están manifestando en nuestra sociedad, no podemos
desvincularnos de los demás, no podemos no participar de la creación de nuevos
patrones de conducta. No podemos enajenarnos de la globalización y
transformarnos en islas sociales y realizar o congeniar con aquello que es solo
para nuestra conveniencia personal. Creo que todas las normativas que tiendan a
mejorar nuestra calidad de vida deber ser aceptadas por su libertad, la de los
jóvenes, porque también será incuestionablemente una mejor libertad la que
disfrutaran. Los equilibrios son respetables y solo se pide eso, respeto,
aceptación, solidaridad, entrega, sabiduría, tolerancia y empatía.

Nosotros los adultos, somos parte de esta pugna generacional
porque somos los que padecemos las responsabilidades de los hijos, del trabajo,
de la aceptación, la desigualdad, la disponibilidad de tiempo, calidad de los
trabajos, el tiempo de ocio y la contemplación de nuestro entorno en mejoras a
proporcionar calidad de vida. No queremos morir bien. Con toda seguridad lo que
queremos con ansias verdaderas, es vivir bien, compartir nuestro tiempo con
ellos, consultar con ellos, ser parte de ellos, competir con ellos, elegir con
ellos, hablar, reírse, enfrentar la amargura y el placer con ellos. Nosotros,
los adultos, los viejos, los ancianos necesitamos saber para que estamos
sobreviviendo en una sociedad tecnológica brutal y descomedida. En una sociedad
que se entraba en discusiones de derechos y cuidados de la naturaleza. Una
sociedad medioambientalista solo nominativa. Queremos y deseamos lo mejor para
nuestros hijos, nuestra familia, nuestro prójimo, nuestro país. Lo queremos
ahora, porque cada día para nosotros es más corto. Tenemos cada vez menos
tiempo y cada vez nos cuesta más adaptarnos a esta desigual carrera contra el
tiempo. Feliz de ver un jardín florido, una montaña nevada, un bosque verde, el
agua clara, mis hijos sanos, felices, mis nietos sonrientes. Una calidad de
vida que nos proporcione la sociedad que compartimos. Más allá de las
diferencias que nos puedan separar, debemos encontrar puntos de encuentro para
empujar hacia adelante. Todo es posible en la medida que sumemos fuerza de
voluntad para entender, aceptar, corregir y por cierto, a veces es bueno
callar. Pero, en ningún caso alejarse de los propósitos generales. ¿Un cambio
cultural? Algunos temen la palabra cultura, como temen la pérdida de valores
personales y materiales. Todo lo que se ha hecho hasta ahora, se puede mejorar
y, ese cambio va de la mano de un ejercicio de mentalidad propositiva, pensar
en los demás, porque es bueno para todos.
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