La poesía es tan natural en las personas y en la naturaleza que estas, las personas y la naturaleza, a veces se manifiestan con cierta rebeldía. Los años nos permiten recordar, también acumular experiencias, establecer comparaciones y protestar cuando deberíamos gritar a los cuatro vientos nuestras alegrías y nuestros descontentos. La poesía establece lazos directos con la belleza donde quiera que esta se encuentre. También es capaz de reconocer y atesorar los dolores tan propios como ajenos. La poesía es todo eso y a veces, basta solo un verso, para resumir todas las palabras que pretendemos decir.
AMARTE AUNQUE NO ESTES A MI LADO
Amor incomprensible,
inmaduro y frecuente
te diluyes como llovizna de turbina
como ráfaga de viento silente.
Después de las horas
de esquinas y prados
te difundes en ventanas y cristales
solo para amarte
en distancias siderales.
Mañana me cruzaré en tu camino
seguro desviaras la mirada,
no me importa
te conozco como a mis manos
que transporta el aire
que respiras y te toca.
Amor incomprensible,
inmaduro y frecuente
eres solo una niña
que huye de su sombra,
de mis palabras,
de mis susurros que te nombran.
Te da miedo que mi amor te cuente.
Las esquinas del alma del viejo roble
hoy desierto y pobre,
te miran de costado,
parecen haber olvidado
un recuerdo sencillo de amarte,
aunque no estés a mi lado.
AVENTURA
Me vi derrotando horas
junto al metro que revienta en cada estación.
Me vi reflejado en las vitrinas y los maniquí.
Ventilé los saludos con cada transeúnte
que corre entre taxis,
paquetes y paradas gastronómicas
y no me sorprendí ni de su silencio
ni de mi insistir..
Pisotee los parques y las avenidas
y a todos les grité. Me dijeron loco
¡andate!
Cerré mi boca y me marché a la Alameda
y a nadie encontré.
Apoyado en un cerro de mala vida
el transantiago esperé.
Todos esconden la mirada
ante el olvido de sus pagos.
Todos sacan la voz para reclamar
la inocencia inexistente.
Me registran los bolsillos
ciertas manos con aceros
y me tiemblan las rodillas
al gritar mi desaliento.
Las almas duermen la indolencia citadina
y me escurro debilitado
por cualquiera de las sucias avenidas.
Las vidrieras están rotas,
las calles alteradas
y los aromas maltrata mis fosas nasales
entre orines y frituras.
El negocio es la calle
y la cara dura de los estudiantes
se estrella en los dinerales de catedrales.
Las encuestas miente a destajo
y en gesto poco humano arranco de cuajo
mis respetos al gobierno.
Todo se pinta con disfraces de cultura,
pero el pueblo solo llega a poner flores
en sepulturas.
Tengo mi cielo estrellado
por una noche en el Radal,
tengo mi paz bajo los avellanos
en esta etapa estival.
Me critican la paciencia, la honradez y el disentir.
Me armo de coraje y me enfrento a todo
solo con mentir.
Las aves vuelan alrededor del Mapocho
en busca del modo de existir,
el río muere un poco más abajo
donde la familia se escurre para no morir.
Se fueron los peces, los vecinos.
Se fue el alimento diario
también la autoridad y su desatino.
Hay vacíos en todas partes
como bolsas de aire
y esquilmamos a los sociales
sin tapujos ni remordimientos.
Estamos seguros el mundo es de los adinerados.
Tengo el presentimiento de no salir de esta.
Se vienen los disidentes con sones de protesta.
Este síndrome de medianía
será mi particular venganza.
Con más de medio siglo protestando
les llevará otro tiempo similar
en convencerme de mi locura.
Quise dejar estampado mi conducta sin reparos
en esta escritura, pues los escribanos,
poetas y literatos tienen su propia aventura.
Vivan los pinceles y los bolígrafos
a ellos nadie los detiene, ni las bóvedas,
ni las rejas, ni el exilio.
Aunque caiga en el olvido
en algún rincón habrá un papel amarillo
que fraguará todo escrito.
Contará de mis gritos, de mis blasfemias
y de mis ritos para denunciar
lo que fuera indigno a la condición humana.
Hoy mezclado por la música
y los recuerdos, vivo mi tiempo en paralelo
con la capital y mi pueblo sin comuna.
Este recorrido por las venas de cuerpo
me deja sabores desconocidos.
La amargura de lo establecido
en las calles por los jubilados y su miseria
y la acidez de la isapres.
Tengo la piel cansada
de tanto refregarme contra la incultura
y el desapego de la familia.
Tengo las manos rotas de tanta solicitud
a mi media agua que se nubló la mirada
en busca del destino en la cuadra donde vivo.
Nacer de nuevo dejando los vicios en la vereda
suele ser la alternativa segura
no para empezar de cero,
si no para restablecer la aventura
de vivir pegado a la tierra
saludando a la mascotas
que ocupa el living de felpa
o la iguana que calla secretos
en una caja de arena.
Los hijos duermen afuera,
los animales lucen trajes nuevos
y ocupan las literas de la casa.
Nada luce como
en los tiempos de mi abuela Benera.
Todo es alocado, arbitrario y predecible.
Debo dejar mis pensamientos
en la raíz del encéfalo
para retomar la cordura.
Dejar de escribir
y conversar con los hijos.
Debo dejar de hablar claro
para no viajar en la duda.
Debo decir la verdad
para conservar mi pobreza.
Romperme el lomo
para otros afirmen su columna.
Todo el que trabaja se cansa y suda.
Todo el que sueña,
aún en los parques
relata su aventura
y se queda allí entre las hojas
y los boletos de un concierto al aire libre.
Nada es más triste
que no terminar mi propia aventura.
¡¡salve Dios a la reina!!
Es la mentira suprema.
Me arrastro entre las piedras
de una iglesia buscando
perdón por pecados no cometidos
y reclamo al cielo
por un acto solidario verdadero.
Me levanto solo
para entregar mi salario al poderoso
que te aplasta a diario.
Escribo versos sin ninguna línea,
no soy poeta en mi propia tierra
pues las uvas y la vía férrea
nada saben de las letras.
Las palabras de boca en boca
viajan en colectivos
formando cadenas de oración
en señoras aburridas.
Llueve sobre mi pueblo sin tradición
y se enrejan los portales,
se derriban los muros y los techos memoriales
solo para confundirlos con el polvo.
Han marchado los patriarcas
a los valles más sombríos
dejando estelas de recuerdos
en los alambrados y en los cuerpos curtidos.
Como cualquier humano
lloro a mi padre y a mi madre
y los viejos idos.
Enfermo de nostalgia y de pulmonía
viajo de vez en cuando
a la tierra sin plaza y sin rotonda,
pasó de largo, como la comuna.
Saludo estrechando las manos
para comunicarme
con el ombligo de la tierra.
Voy y busco entre la maleza mi origen
y descubro con tristeza
que la tierra es una sola
y en ella me refugio buscando el calor materno.
Navego en aguas claras de riachuelos paralelos
y me resquebrajo en los turnos
de la palestra de los Alcaldes provincianos.
Terminaré mi viaje por esta geografía particular
aspirando profundamente
ese aire de buena ventura
que emana de la cintura de la mujer
que acompaña mis delirios de escritor.
Domaré mi brazo,
mi musculatura,
mis dedos y hasta mis uñas
para mirar desde lejos
el camino recorrido
en esta frágil aventura.
Me duermo
buscando el deleite de tus brazos de cuna
y borrar todas mis penas
y mis dudas.
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Me gustan estos escritos pero no sé que es? Si es poesía, versos narraciones que se yo!! De todas maneras felicito tú imaginación y sin son vivencias eso me sirve para saber que piensas, no crees?
ResponderEliminarGracias; Todos sabemos que el escribir es el escape del hombre para menifestar sus sentimiento. También sabemos que el hombre lee por que esa es la única menera de aprender.¿Aprender que? De los demás. Toda vivencis es una experiencia. Toda experiencia es aprendizaje. Todo lo que aprendas es sabiduría. saludos.
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