APORÍA
Un pueblo sin salida
La difícil situación a la que se enfrenta algunas
localidades a pretender su independencia, ha rememorado o puesto en primer
plano nuestra ansiada comuna. Habiendo razones de cultura y estabilidad
económica, Cataluña lucha por ser un estado independiente del gobierno de
España. En una escala mucho menor, sin razones de consideración que nos
distingan de otras localidades, casi como una quimera o quizás una quijotada, en
Lontué, también se gestiona la independencia, la separación de la Comuna de
Molina.
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Estación Ferroviaria de Lontue. El Manzano. |
Este gesto tan altruista y propio de algunos, se estrella
constantemente contra la inocencia de un pueblo que ve pasar sin mayor
entusiasmo, la oportunidad que, lo más probable marcara el resto de su anodina
existencia. Lontué siempre ha querido obtener un sueño de independencia en la
distribución de sus recursos, para mejorar las condiciones generales de sus
habitantes. Lo que implicaría un desarrollo urbano más amigable, una economía
regulada por las necesidades locales y por tanto, un acceso a mejor educación y
cultura más identificativa. Ante esta perspectiva, lo que debería suceder es un
esclarecimiento de las prioridades de la gente y, no hablamos de los involucrados,
sino de todos aquellos que residen y trabajan en la localidad. Pero, se está
haciendo muy presente un fenómeno social potente, de carácter nacional y local.
El ciudadano ya no se compromete de forma general, le importa más lo particular
y directamente beneficioso en lo personal. Se mira a sí mismo. Se proyecta a si
mismo. De esta manera entendemos la abstención
en las elecciones de Alcaldes, en las primarias y hoy, en la presidenciables
del mes Noviembre. Para nosotros, la proyección de futuro es tan fría, que los más
de cuarenta años de gestiones en las distintas esferas e instancias políticas,
no arrojan ninguna luz promisoria. Ciertamente, todas las gestiones personales
y organizativas han sido importantes en todos los tiempos, pero si no existe
una inquietud de masa, del pueblo, de las instituciones educativas, deportivas,
religiosas, de salud, del comercio, de unas ansias espirituales de conjunto,
nos iremos apagando como las astillas de los inciensos y nos convertiremos en
cenizas. En un pueblo que tuvo grandes carnavales, con la mitad de los
habitantes de hoy día, tiende en su letargo, en su falta de entusiasmo y de
compromiso, olvidarse de estas y de otras situaciones, justamente, para
despedir a los iconos de representatividad local. Sean estos materiales,
humanos, escritos u orales.
En este ámbito y en esta notable inconsecuencia, la
psicología, el estudio de la conducta humana, esta relegada a las emociones y
la imágenes. Al tratar los hechos psíquicos como cosas, será preciso renunciar a
este mundo de esencias que se entregan a la contemplación y en la cual la
generalidad se ofrece en primer término. No se puede alcanzar ley alguna sino
pasamos por los hechos. En palabras más sencillas, si los hechos nos demuestran
que no tenemos demasiado interés en provocar nuevas leyes, nos derrumbamos sin
que los demás apenas se den cuenta de un hecho tan relevante y trascendental
para la generalidad de los locales. La comuna. El hombre se representa en el
mundo a sí mismo.
Estamos en una situación de aporía. Sin salida. Un pueblo que
no genera inquietud, no preocupa a nadie. No presenta necesidades, ni eleva
solicitudes, no existen demandas y donde todo es placebo. Entonces, nada que
hacer.
¿Y que representa ser una comuna? En el supuesto de que
reúna todas las condiciones necesarias para serlo, como otras localidades los
han sido recientemente y como otras han logrado transformase en región.
Principalmente independencia económica. Luego, se crearan
una serie de proyectos tendientes a las mejoras urbanas, laborales y seguridad
social (inclúyase salud, seguridad, educación y bienes de servicio). Pero por
sobre todas las cosas, se abrirán las posibilidades para los jóvenes
profesionales y sus nuevas propuestas creativas. Porque hay que decirlo, con lo
poco que se ve, el compromiso de una comuna, parece una titánica, una colosal
empresa a realizar. Todo el entorno a la localidad de Lontue, debería cambiar.
Necesitamos infraestructura para todo, sino nuestros recursos se fugaran a las
localidades de costumbre, Molina y Curicó, en su efecto Talca. No podremos
seguir eliminando viñas para hacer poblaciones, habrá plano regulador de
acuerdo al uso de los recursos naturales. Habrá un desarrollo de políticas administrativas. Habrá
políticas medioambientales, ampliación del cuerpo de seguridad y, un compromiso
permanente con las personas. Más allá de todo esto, la pregunta que hacemos
siempre es…. ¿Estamos preparados para dar este gran paso, con los bemoles que
presenta nuestra comunidad? ¿Con la fría inocencia que vemos nuestro futuro?
Muchos dirán que sí. Otros sin embargo, se abstendrán.
Las abstenciones no computan, respondiendo así a
su verdadero significado, que es el de ni apoyar ni rechazar la opción objeto
de votación.
Nuestra conducta es muy cercana al refrán popular; ¡ni chicha ni limoná!
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