CONSIDERACIÓN: Es la acción de meditar sobre algo con atención y madurez.
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Luis Muñoz C. |
De allí la importancia de nuestra conducta frente a los requerimientos que se
nos plantea en estas elecciones presidenciales. Teniendo en cuenta y en
consideración que los postulantes no presentan nada en lo cual podamos confiar
y beneficiarnos con su gobierno.
Así como están las cosas, la opción más cercana, y a nuestro pesar, es que tenemos
que depositar nuestra fe, en los mentirosos. Es el verbo más suave que se me
ocurre.
Hoy por hoy, las cosas están de cabeza. Hace un tiempo
comente sobre los daños que provocan las instituciones que resguardan los
menores de escasos recursos o en situación de abandono, ¿Qué pasa con sename? También comente la odiosidad
por la pobreza que algunos ocultamos
merced a las estadísticas y hace ya, largo rato, se habló de la pobreza de los
partidos políticos y de sus cartas presidenciales. Como era de esperar….simple, simpleza.
Esta efervescencia de marchas por una u otra postura social,
nos tiene cuestionados. Postura válida, pero, ¿Qué ganamos?
Parecieran luces de bengalas, gritos al viento, cantos de sirenas. La mitad de
los ciudadanos dice si y la otra mitad dice no. Resultado, nadie hace nada.
Porque ambos tienen razón. Según su particular opinión.
Los casos tan bullados en los titulares no solucionan las dificultades existentes,y estoy seguro que no es plata la que falta, a pesar de todos los robos que diariamente comentamos.
Es sin duda otra causal, la honradez, la responsabilidad y el compromiso en nuestro actuar.
Pero todo eso queda de lado, cuando se trata de muertes. Muertes ocultas, por negligencias, irresponsables y por sobre todo de menores que están al cuidado de gente profesional y respaldados por una institución, con todo lo significa una red estatal. Nos sensibilizan, nos conmueven, nos tocan en el alma y acudimos a gritar a las calles, pero la pobreza, es cuestión lejana.
Hoy evoco la letra de la canción Valparaíso; “El viejo puerto vigiló mi infancia con rostro
de fría indiferencia. Porque no nací pobre y siempre tuve un miedo inconcebible a la
pobreza.”
¿Alguna similitud?
¿Qué hacemos por los pobres? La respuesta está a la vista de
todos. A la mayoría los silenciamos con bufandas, mitones, calzoncillos largos,
jarritos de café, una frazada. ¿?. Los apartamos. A los más débiles entre
ellos, los matamos o simplemente los dejamos morir en invierno, en las casas de
reposo o en las cárceles, ya que se matan solos y ¿a quién le importa? Somos un
país pobre y tenemos que asumirlo, pues hay muchas necesidades que cubrir, pero
no por eso, olvidarles.
Todas estas manifestaciones de xenofobia, transfobia,
homofobia, aerofobia, filofobia, androfobia, machismo, evangelismo,
cleptomanías y demasíes, en alguna parte de nuestro consciente se acumulan y
puede uno preguntarse ¿si son tantos los pobres, podrían estos
revelarse y constituirse como una fuerza social importante? ¡Cuidado! Hay familiares que no olvidan
y quizás nos arrepintamos de no haberlos tomado en serio. Por lo demás, la historia
registra el levantamiento de los pobres, cansados de tanta miseria y dolor. No
somos los únicos que han puesto al proletariado
a la cabeza de un gobierno y probablemente, no seremos los últimos en
esta historia oculta de un Chile miserable, mezquino e indolente. La pobreza
tiene nombre y se llama, pueblo. Somos todos.
Nuestra muy mala manera de hacer política nos traerá
consecuencias y estaremos eligiendo un presidente populista que pondrá como ministro de educación a un
evangelista de dudosa reputación, porque nombres hay, el pastor Soto, Marcela
Aranda, entre otros. Se harán ricos, como tantos otros, a costa de su oficio
profesional, el ocio fiscal.
Jugando con la mentira nos encontramos en la calle
proclamando consignas de ideología de género ¿? Nadie falta. Todos opinan. En
estas desavenencias, se olvidan de quienes son los agresores y que pasa con el
acoso escolar. Buscando a satanás entre las personas, nos olvidamos de los
culpables, de los despiadados, de los que bajo estas barreras de poco entendimiento,
sienten el derecho de alzar la voz y que respeten su sagrado derecho a cultivar
el odio contra los más débiles. ¿En qué país estamos? Sinceramente nos falta
consideración. Esa sana actitud de pensar en algo, meditarlo con seriedad y
madurez.
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