sábado, 29 de diciembre de 2018

¿NOS ESTÁN MANEJANDO LA CONCIENCIA?


SUBLIMINALES


Un mensaje subliminal es un mensaje o señal diseñada para pasar por debajo (sub) de los límites (liminal) normales de percepción.



Siempre hay temas atrayentes, que se transforman en comentarios y análisis colectivos en todas las esferas comunicacionales y aparecen personajes doctos dando su impresión o sugerencias para explicar la conducta humana. Por estos días está en la retina de la sociedad, la migración. Fenómeno mundial o movimiento de las personas de un país a otro, en busca de nuevas posibilidades económicas que sustenten una mejor calidad de vida. Podemos oponernos a la migración como legítimo derecho, pero hay documentos con letra explicita a que se debe proteger la libertad de expresión y de cómo el Estado tiene derecho soberano a determinarse sobre políticas migratorias.
Todo esto por las declaraciones de nuestra autoridad en la Organización de las Naciones Unidas, ONU. Donde menciona el apoyo a un pacto migratorio multilateral, que expresamente salvaguardaba las decisiones internas del Estado y que significaba un avance para la convivencia y los desafíos del futuro.
Pero no todo es tan hermoso al iris del escrutinio de algunos intereses. Bastó una voz con cierta inquina hacia los migrantes, para que este discurso cambiara drásticamente y se convirtiera en una amenaza;” alguien muy malo quiere decidir por nosotros y dejar entrar al enemigo; nosotros les hemos dado un portazo pensando en ustedes.”
En la otra esquina, un personaje de cuestionada participación política, declara sin mucho de consciente, que el país está lleno de extranjeros y son los responsables del aumento de tasas de enfermedades contagiosas, porque son portadores del SIDA y elevan las cifras de extranjeros, en nuestro país, a casi un millón de individuos, mientras que la realidad es solo un 4% de la población.


En lo personal, hay términos que se usan con cierta frecuencia y son la muestra de nuestra incapacidad de aceptación a la frustración y de la pequeñez de pensamiento. Migrante. Extranjero. Lo que me recuerda que hace poco tocamos el tema de la pobreza y lo aplicamos a esta situación con la siguiente consecuencia: “el creciente malestar o fobia de los europeos de los sectores medios, no era contra los extranjeros, era contra los inmigrantes pobres.
 


De una manera increíble, todo el sentimentalismo exhibido por imágenes de profundo dramatismo, se esfuma. Estos señores que profesan una fe que a mi entender tiene como eje el procurar el alivio del más desposeído y ayudar a los que sufren, olvidan ese aspecto de su religiosidad con la que suelen argumentar muchas de sus decisiones y apuntan a la migración como el gran enemigo que acecha. Esto se llama simplemente xenofobia, es decir odio al extranjero, pero hoy lo llamamos aporofobia, y su significado viene a ser odio al pobre o miedo a la pobreza. Algunos con sentido estrictamente político apretaron el botón de pánico y azuzaron la paranoia para elevar las banderas del odio.



Al igual que los mensajes subliminales, pues una silenciosa ideología se ha colado en la vida cotidiana del país, un serpenteo sordo recorre las encuestas. Alguien decidió que era la oportunidad de usarlo a conveniencia y decretar que los problemas del país ya no son las pensiones, ni el sobreendeudamiento de las personas, ni la productividad, ni los desafíos de la automatización. Los problemas ya ni siquiera son la educación y la salud. La amenaza creciente, principalmente son los extranjeros pobres y morenos que nos recuerdan lo que somos capaces de hacer cuando nos acorralan. Habría sido bueno que nos advirtieran expresamente que lo que realmente importaba era que el dinero circulara, no las personas. Los discursos que se repetían en años anteriores sobre la apertura al mundo, se ha transformado en otra cosa, en una perorata de mentiras sobre las organizaciones internacionales, de menosprecio sobre el avance civilizatorio que significó la Declaración de los Derechos Humanos y de burlas racistas avaladas por líderes de opinión sin escrúpulos. Todo esto nos hace ver mucho más de lo que hay, y nos condicionaron al igual que el proyecto de Mercator.(ver Gehrard Kremer (1512-1594) conocido como Gerardus Mercator,)




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