Esta es una muestra de lo hermoso de la pesca con moscas. Una perfecta armonía con la naturaleza. Sin duda alguna quedamos sorprendidos de la habilidad del hombre y de la perfección de los movimientos del pez en el agua.
Las imágenes son bellas. La quietud del alma es inspiradora. El agua, simplemente te abraza con sus colores e inmensidad. La arboleda se deleita de los movimientos que desprenden los cuerpos en disputa y ahí, está el dedo del gran hacedor.
Los pescadores en cualquiera de las latitudes en las que se encuentren, hacen honores al respeto de la vida dejando establecido que en esta cadena de habilidades, destrezas y talentos, somos nosotros, los que debemos establecer la reglas, para que toda la diversidad de seres vivos que pueblan este planeta, sigan en su entorno, para el disfrute y el goce de la vida, que Dios nos ha permitido dar.
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