domingo, 7 de enero de 2018

EL FIN DE UNA ERA DE LITERATURA RURAL

EUTANASIA

La adolescencia es una de las etapas del crecimiento y de las definiciones de la conducta y la personalidad. Muchos de nosotros recordamos esta etapa por la libertad de nuestras decisiones, pero también, por la irresponsabilidad de los mismos. Nos atribuimos poderes y la invulnerabilidad tanto física como psíquica. En este estado de ¿Porque a mi? ¿Porque "yo" no? nos preparamos de forma meramente inconsciente para la madurez. Sin embargo, esta es la etapa de los desequilibrios emocionales y que desestabiliza la conducta razonable, donde se cae, se derrumba, se desmorona el ser humano, asumiendo la inutilidad de su presencia y la única vía posible es el terminar con su existencia. Salvo, el actuar de sus pares, familia y/o profesionales que asistan al adolescente en cuestión. En las personas, está claro que puede suceder. ¿Y en las instituciones? ¿ O en ciertas comunidades? ¿Se puede entender una comunidad con estados depresivos o de conducta irreflexiva? Me refiero al comportamiento social, al pueblo por decirlo de forma global.

El aislamiento y la falta de comunicación suelen ser factores que detonan la caída d las personas, el desmoronamiento emocional, la precipitación e irracionalidad en el pensar, provocan el vuelco definitivo. En contra parte, el aislamiento de un pueblo, la desvinculación social, económica, social, cultural, deportiva, religiosa, política nos limita en todo de una manera catastrófica. Los locales encontraran en la estanterías de los almacenes la apatía, la abulia y el ocio y en forma colectiva avanzaran al desfiladero los unos. Los otros, emigraran irremediablemente. Nos convertiremos en individuos opacos, melancólicos y conformistas. El aislamiento implica detener el tiempo, congelar las ansias, perder el futuro.

Las comunicaciones hoy día son vitales, esenciales en la reanimación de las conductas sociales; individuales y grupales. Es imposible carecer de las medios comunicacionales visuales, auditivos o escritos. Es impensable desmantelar las vías de comunicación terrestres masivas. No se concibe humanamente el progreso, si no hay entendimiento mediante la comunicación, la discusión y el analisis. No se puede crecer solo en el sentido lineal. La densidad poblacional se devora a sí misma ante la falta del pensamiento divergente. Necesitamos la diversidad, la estimulación y el apetito cultural.

Necesariamente no tenemos que devorar todo o aquello que por apariencia no presta un sevicio inmediato.No es necesario. Donde se pierden espacios de esparcimientos,, deportivos, fuentes laborales, estructuras ferroviarias, (estación, bodegas, corrales, afluencia de pasajeros), vías fluviales por pequeñas que sean, afectan el total, en expectativas, en esperanzas,en sueños, en visiones de progreso. El mañana debe tener una amplitud, no derribando lo que tenemos, si no más bien creando, incentivando, proponiendo como reinventar, reutilizar y ralentizar ciertos procesos naturales.

En pocos años, una localidad y el total de sus población pueden ser severamente afectados por el urbanismo. Para paliar un poco los efectos se propone la creación de colegios, centros de salud, redes viales, fuentes de trabajo y espacios comunes. Información de todo tipo y en todas direcciones a eso, se llama amplitud. No a los espacios vacíos. Una comunidad que aspira a ser la cabecea local, no puede cometer errores aspiracionales y traicionar su esencia, como el permitir que se pierda una importante fuente informativa como el diario, EL DESPERTAR DE LONTUE. No habiendo otros medios locales similares de competencia, es francamente una soberana chambonada, como muchas de las que se han cometido.¿Culpables? Los hay. La gente que no valora la cultura global. Las autoridades y sus intereses populistas. La falta de recursos económicos, pues el diario, se mantuvo durante 17 años, gracias a la colaboración desinteresada de su equipo redactor, sus columnistas, sus profesionales altruistas.

Mi pueblo sin esquinas y de parras retorcidas a dado paso a un animal imaginario, identificativo; avanza muy lento, esconde la cabeza y arrastra una caparazón extremadamente dura. Mi querida tortuga.

Un laureado profesor hacía ver que la geografía del territorio se asemejaba a la cabeza de un pájaro. Por supuesto, no tuvo tiempo suficiente para estudiar a su gente. Como gran docente, le habría dado nombre a este fenómeno local, de provocar o autorizar el desmantelamiento estructural  del pueblo y provocar el oscurantismo, vetar la información social. EUTANASIA.

Necesitamos un milagro. Señores hagan magia, sean buenos. La bondad es magia.



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